- En un articulejo publicado en La Jornada-Veracruz habla de “la alianza macabra, la alianza traidora, la alianza satánica” del PAN, PRI y PRD
- En 7 ocasiones truena en contra de Lorenzo Córdoba, titular del INE, para congraciarse quizá, acaso, con el Señor Presidente
- Esteban Ramírez Zepeta “mira la paja en el ojo ajeno” sin mirar la suya, donde las tribus guindas también andan atrás de las mismas “ambiciones de dinero y poder”
Luis Velázquez
De seguro, Esteban Ramírez Zepeta, el guardián del góber obradorista en MORENA Veracruz, fue monaguillo en la infancia y la adolescencia.
Y por eso, quizá, quedó habituado a darse “golpes de pecho” con fervor religioso, como los mismos “golpes de pecho” que se diera ayer en un artículo publicado en la página 8 de La Jornada-Xalapa, intitulado “Defendamos la democracia”.
De hecho y derecho, declarándose ángel de la pureza, el ángel soberbio del paraíso celestial, el Luzbel del siglo XXI en Veracruz, rafagueando en siete ocasiones al titular del Instituto Nacional Electoral, INE, Lorenzo Córdova.
Y así, y de paso, quedar bien con Mario Delgado, el líder nacional de MORENA, y a quien el góber jarocho le jugara las contras pues apostó “hacha, calabaza y miel” a favor de Porfirio Muñoz Ledo, por ahora, satanizado y excluido de la lista de diputados federales pluris, razón suficiente para asegurar que MORENA es igual, o peor, que el PRI en su dictadura perfecta.
También, claro, para ver si así puede congraciarse, incluso, con AMLO, el primero en apretar el botón nuclear en contra de Lorenzo Córdova por evidenciar el dedazo a favor de Félix Salgado Macedonio, acusado por 5 mujeres de abuso y abuso sexual y violación, candidato a gobernador de MORENA en Guerrero.
En siete ocasiones, en el artículo de referencia, equivalente a las siete visitas de la Semana Mayor, Ramírez Zepeta lapida al INE de Lorenzo Córdoba por “perjudicar a una importante cantidad de candidatos de MORENA, impidiéndoles continuar en el proceso electoral”.
“Los golpes de pecha” de Zepeta también llegan a la alianza del PAN, PRD y PRI.
Primero, les llama alianza macaba.
Después, les denomina alianza traidora.
Luego, alianza satánica, porque aun cuando “no comulgan entre sí con las mismas ideas, pero sí con las mismas ambiciones de poder y dinero”.
Zepeta habría aprendido como monaguillo “a mirar la paja en el ojo ajeno” sin mirar en la suya, pues, en todo caso, la alianza de MORENA con el PVEM y el PT reúnen las mismas “ambiciones de poder y dinero” que la alianza del PAN, PRD y PRI.
Incluso, y cuando en el tiempo sombrío con Gonzalo Vicencio declarara que había “más de dos mil cargos públicos para repartirse” y por lo cual debían caminar juntos.
Caray, en el artículo, que más bien parece un discurso demagógico, ramplón y barato, dispara en contra de un montón de secretarios de Gobernación que en el siglo pasado también eran presidentes del Consejo General del IFE”.
Pero…, mañoso y tramposo, excluye de la lista negra a Manuel Bartlett Díaz, el director general de la Comisión Federal de Electricidad, santificado y purificado por la 4T, a quien en 1988 se “le cayó el sistema” para favorecer “al cuarto para las doce” a Carlos Salinas como el presidente ganador en detrimento de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano el digno candidato de la izquierda.
Así, Zepeta “defiende la democracia”.
¡Hosanna, hosanna!
“SOMOS EL PARTIDO DEL PUEBLO”, AJÁ.
El texto discursivo se publica en casi una página de La Jornada, camino a los altares para, digamos, quizá, cambiar el nombre por “Regeneración”.
Y de seguro, pagado, a menos que, en efecto, el periodismo se esté fermentando y tenga en Zepeta al Francisco Zarco, el Ignacio Ramírez o el Manuel Altamirano del siglo XXI.
Una frase populachera, por ejemplo, cierra el texto, asestándose los más furibundos “golpes de pecho”.
Dice: “Defenderemos a la democracia como siempre lo hemos hecho, con la fuerza de la razón y la verdad, sin dar un solo paso atrás”.
Casi casi reproduciendo el discurso del panista Vicente Fox en el año 2000 cuando aseguraba que “ni un paso atrás”… más que para agarrar vigor y bilirrubina y fósforo bitacal.
Antes, hacia el segundo párrafo luego de un primer párrafo kilométrico que deja sin respiración, “los golpes de pecho” alcanzan dimensión estelar escribiendo que las candidaturas de MORENA “nos permitirán servir al pueblo por mandato constitucional”.
“Servir al pueblo”, sí, señores, y además, “con prestigio, reconocimiento social, integridad y ética para ganar la confianza ciudadana”.
Está “güeno”.
Igual, igualito, han canturreado los dirigentes partidistas del PRI, PAN y PRD, “la alianza macabra, la alianza traidora”, adueñándose, como MORENA, de los valores y principios del prestigio, la integridad y la ética.
Cada parte, proclamándose los dueños de la verdad universal.
Cada una, arrojándose incienso a su propio paso, olvidando que “toda alabanza en boca propia es vituperio”.
Olvidando, incluso, la enseñanza popular de “dime de lo que alardeas para decirte de lo que adoleces”.
“No hay más ruta que la nuestra” dirían como el pintor muralista, David Alfaro Siqueiros, cuando el presidente Adolfo López Mateos ordenó a su procurador General de Justicia, Fernando López Arias, refundirlo en las mazmorras del palacio negro de Lecumberri, acusado de disolución social, con todo y que estuviera preso en seis ocasiones.
MORENA, nosotros, escribió Zepeta, “somos el partido del pueblo”.
¡Ah, vaya octava maravilla del mundo!
Antes, el partido del pueblo era el PRI.
Luego, el PAN.
Un tiempecillo, el PRD.
Ahora, MORENA.
El ciclo de la historia dando vueltas.
Por cierto, el texto irreverente de Zepeta comete el peor de los desaseos en la narrativa cuando, y por ejemplo, una parte sustancial se basa en reproducir, textuales, los textos de otros para, digamos, sustentar sus dichos y ocurrencias creyéndose que así tienen, tendrían, validez universal.
