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Juega rectora de la UV; posa con la ANUIES 2016

Paulo Hernández

Veracruz, 12 de noviembre de 2016.-1 Ahí está la rectora de la UV, con su blusa y faldita corta (corta para su edad), color morada, el color de la Semana Santa. Y su bufanda tipo Margarita Zavala. Y su pelo recogido hacia atrás. En medio de un montón de hombres, todos rectores de la ANUIES.
Es la conferencia internacional de la ANUIES 2016. La foto del recuerdo posando cerca, cerquita, del secretario de Educación, el presidenciable Aurelio Nuño Mayer, que ya perdió la utopía dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica.
Pero con todo y que está descarrilado, Nuño sigue hablando de un país populista con demagogia ramplona y barata.
“Que vamos a trabajar para crear un nuevo acuerdo que financie la enseñanza superior. Que un acuerdo para garantizar el acceso a la educación superior de los jóvenes en las próximas décadas. Que vamos a trabajar para que cada gobernador sea responsable”.
El chorizo, el rollo, el mesianismo.
Y no obstante, los rectores posando, unos, con la carcajada de sandía, otros la sonrisa de media sandía. Otros, pocos, un cuarto de sonrisa, apenas dibujada en los labios.
La rectora de la UV, sin embargo, radiante, en la foto del recuerdo. Las grandes ligas, sin contar los viajes al extranjero de los que ningún resultado académico se conoce.
Incluso, una semana anterior diez rectores del país suscribieron un desplegado de una plana reclamando al Congreso federal el presupuesto achicado en millonaria cantidad para la educación superior, y la rectora de la UV omitió su nombre.
Quizá se la pasaron de humo. Acaso se negó. En todo caso, pudo haber jugado con las circunstancias.
Pero lo importante es que está ahí, en primeritita fila, quizá aplicando el más puro estilo de Enrique Jackson, el asesor de lujín de Javier Duarte, famoso porque a base de codazos se abría paso en el presídium para ubicarse en el mejor rincón fotográfico.

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En su discurso mediático, el titular de la SEP dijo que el acuerdo tan deseado incluiría fijar tareas a los gobernadores para “apoyar y financiar la educación superior”.
Ajá.
La rectora de la UV habría sentido que significaba un mensaje cariñoso, afectivo, para ella.
Y para ella, después de su luchita (movimiento pacífico le llamó) en contra de Javier Duarte, JD, el prófugo de la justicia que le escamoteara el pago de 2,500 millones de pesos y en la batalla hasta se pitorreó de ella.
Y más, si se considera que si JD la trató así de igual manera se comportó Fidel Herrera, quien al final del sexenio dejó la deuda a la UV en 900 millones de pesos.
Ahora, la rectora está echada pa’lante.
El góber electo, por ejemplo, contrató el servicio de la UV para elaborar el Plan Estatal de Desarrollo a través, digamos, de foros públicos.
Y lo más importante, ya ofreció 3 cargos públicos a gente con el sello y la marca de Sara Ladrón para el gabinete legal.
Uno, la secretaria de Finanzas y Planeación, Clementina Guerrero.
Dos, el jefe de la Oficina de Gobierno, Francisco Nepocumeno Monfort.
Y tres, el director del Instituto de Pensiones, todo indica, para Hilario Barcelata.
Así, claro, ha sido.
Por ejemplo, el último, el más notorio, con Víctor Arredondo Álvarez, secretario de Educación.
Pero que al mismo tiempo, y en contraparte, registrara un antecedente fuera de serie, excepcional, lleno de significado moral y ético: el doctor en Economía, Raúl Arias Lovillo, rechazó las secretarías de Desarrollo Económico y de Educación a Javier Duarte.
Su integridad, principios y valores se lo impidieron.
También, su lealtad consigo mismo.
De igual manera, digamos, su olfato académico, político y social le dieron el aviso y lo pusieron a la defensiva, si se considera “la noche de San Bartolomé” que Javier Duarte y los suyos están padeciendo, el infierno mismo, la PGR poniendo precio a su cabeza.

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Hay tareas incumplidas en la educación superior, y lo peor, desde el hombre de las cavernas.
Más recursos federales.
Más subsidio estatal.
Los fondos federales entregados en forma directa a las universidades para evitar “la ordeña”, caso Javier Duarte.
Más dinerito para la investigación.
Por fortuna, luego de la pesadilla duartiana, la UV se alista, digamos, a vivir 24 meses en el paraíso terrenal de la Yunicidad, si es que, claro, se cohabita con el proyecto político, sin caer, digamos, al tiempo aquel de cuando desde la subsecretaría General de Gobierno, 1968/1974, Rafael Murillo Vidal, Manuel Carbonell de la Hoz la convirtió en su ariete para remontar a la gubernatura, fallida, por cierto.
Y es que si aquel entonces fue la utopía carbonelista, ahora el góber electo sueña con su Maximato para trascender con el panismo en palacio, mínimo, hasta el año 2024.
Y más todavía, porque según las versiones, tal cual ha sido sentido, percibido, olfateado por el gabinete legal y ampliado nombrado al momento.
“París, decían, bien vale una misa”.
Y de ser así, ganaría la Yunicidad.
Y ganaría la rectora como persona, con todo y el daño moral para la UV por servir de catapulta…

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