Luis Velázquez | Expediente 2021
15 de abril de 2021
Un gobernador de MORENA, Miguel Barbosa, de Puebla, ha lanzado profecía turbulenta. El partido fundado por Löpez Obrador, dice, ya hizo agua. En su mirada, “ha perdido toda oportunidad de consolidarse en el poder”.
Con todo, incluso, de lo que ha sostenido Porfirio Muñoz Ledo de que duraría dieciocho años en el poder.
Con todo y que es el partido político en la presidencia de la república y la mayoría en el Congreso de la Unión.
Lo dijo cuando el 6 de junio habrá elección de quince gobernadores y 500 diputados federales.
Y cuando varias casas encuestadoras de la Ciudad de México vaticinan que MORENA ganaría, mínimo, trece gubernaturas.
Si para algunas tribus de MORENA, Barbosa habría fumado mota y de la mala, es otra cosita.
Pero su verdad fue acuñada al principio del mes. Peor, si se considera que MORENA, dijo, “perdió la oportunidad de consolidarse… tanto a nivel federal como local”.
¡Ay, entonces, por Marcelo Ebrard Casaubon, Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal, el trío de aspirantes a la candidatura presidencial!
¡Ay de la profe Delfina Gómez soñando con la candidatura a gobernadora por el Estado de México y de Rocío Nahle soñando con Veracruz!
¡Ay por AMLO!
Más bragado y peleador callejero Félix Salgado Macedonio, evidenciado por el INE, Instituto Nacional Electoral, como candidato a gobernador de Guerrero.
“Soy candidato y no habrá elección” advirtió.
Cierto, cierto, cierto, en el palenque público hay, parece existir, mucha, demasiada, excesiva inconformidad y molestia con la 4T.
Si hacemos caso a la protesta callejera y mediática en contra de MORENA, entonces, y si los ciudadanos irritados votan en las urnas en contra de los candidatos de MORENA, el resultado electoral sería de antología en contra.
Pero, bueno, una cosita es la visible molestia social, y otra, mil años luz de distancia, que el encabritamiento se traduzca en las urnas.
Más cuando de por medio se atraviesan los doce programas sociales beneficiando a los ninis (los jóvenes que ni estudian ni trabajan), las madres solteras, los campesinos y los ancianos.
Más cuando López Obrador anunció que el subsidio o bequita será aumentado poco a poco hasta rebasar los cinco mil pesos.
Desde adentro de MORENA, morenista puro que se declarara luego de pasar por el PRD con sus antiguos condiscípulos, Jesús Zambrano y Jesús Ortega, Miguel Barbosa se convirtió en el profeta apocalíptico del desastre para el obradorismo.
MORENA, NI OPINA NI INFLUYE
En Puebla gobierna Barbosa. Y en Puebla, la tierra del góber precioso Mario Marín, en el banquillo de los acusados, entre otros casos, por la escritora, reportera y activista, Lidya Cacho, MORENA, dice, “no tiene presencia política, no influye, no opina”.
Con todo y que López Obrador le entregara la membresía partidista para la candidatura y ganara en la segunda vuelta luego del accidente aéreo de la ex gobernadora panista y su esposo.
Algo fuerte, duro y rudo habría sucedido para que Barbosa descarrilara con su lengua y vaticine el peor de los escenarios.
Se basó en los siguientes hechos:
1. La pugna interna en MORENA.
2. La falta de evolución política del partido.
3. Una MORENA que combate “toda forma de organización”.
4. La espalda partidista y social al trabajo en conjunto.
5. La pérdida de la pluralidad política.
6. La sanción del Instituto Nacional Electoral, INE, a varias decenas de candidaturas a gobernadores (entre ellos, de Guerrero y Michoacán) y diputados federales, debido “a que muchos aspirantes incumplieron con la normatividad”.
En el fondo, estaría ocultando, reservándose quizá, razones más profundas, diferencias sustanciales, por ejemplo, con el Poder Ejecutivo Federal.
De cualquier manera, su bolita de cristal anunció que hacia el 6 de junio MORENA recibirá trancazo descomunal en las urnas.
MORENA, dijo, “perdió la oportunidad de consolidarse en el poder”.
Le faltó, entonces, le habría faltado la estructura orgánica del PRI de Plutarco Elías Calles para perpetuarse más de setenta años en el poder y del PAN, dueño del poder presidencial durante doce años.
NADIE ES DUEÑO DEL FUTURO…
Una golondrina como Miguel Barbosa, rara, excepcional ocasión anuncia el verano.
Menos, porque nadie es dueño del futuro ni menos, mucho menos, puede adivinar con certeza, ni siquiera, vaya, con aproximación, el comportamiento ciudadano en las urnas y tan imprevisible que es.
Menos, cuando proviene del gobernador para quien el COVID se curaba atragantándose con mole de guajolote y que, bueno, bien pudo tratarse de simple pitorreo para estar a tono con aquello de que con la estampita de Jesús de “Detente enemigo” la persona se volvía inmune.
Barbosa, quizá envidioso de que Macedonio ocupe los titulares con sus ocurrencias, también quiso candilejas y lanzó frase bíblica, memorable, recordable y citable.
Acaso deseó competir con Porfirio Muñoz Ledo de que MORENA “está peor que el PRI” con sus viejos, antiguos y legendarios vicios de “La Cargada” y “El Dedazo”.
Por lo pronto, ahí queda para la picaresca… por si las dudas.
