•Comunidades de Xico organizadas contra la delincuencia
•300 habitantes contra ladrones
•Les quitan el “cuero” de los pies y obligan a caminar en terracería
•Otros los entregan muy golpeados, a punto de morir, a la Policía
Arantxa Arcos blog.expediente.mx Para El Piñero de la Cuenca
Veracruz.- Seis campesinos protegen a su comunidad con machetes y armas de cacería. Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) no rondan en la terracería, la señal telefónica para marcar el número de emergencia 066 es deficiente, viven escuchando ruidos de aves y durmiendo a la luz de la luna.
Una brecha de cinco metros abre camino hacia las comunidades de Xico. Los pobladores se conocen y saludan, la presencia de un vehículo desconocido alerta a la población. Las aceras del camino son verdes, frondosas con plantas de café, plátano y naranja. Los árboles están cargados de sus frutos.
El camino de piedras dirige al menos a cinco comunidades en un trayecto de ocho kilómetros, en el sexto, se ubica Chivería.
Las casas se construyeron en medio de plantas de café. Las gallinas comparten espacio con chivas, animales criados por pobladores. Sus habitantes aprovechan las horas del día, al llegar el atardecer, encienden sus luces que alumbran a quienes regresan de la ciudad por la vereda frondosa de vegetación.
La tranquilidad es conseguida por los casi 300 pobladores, al detectar intrusos que despojen los tanques de gas, el dinero de jornadas en el campo o irrumpan en las casas, los seis varones encargados de la seguridad activan sus improvisados protocolos de protección.
Avelino Pérez es uno de ellos. Durante el día trabaja en San Marcos de León o viaja al municipio de Coatepec, a 40 minutos de su comunidad. Cuando los ladrones llegan se coordina con los cinco varones que asumieron la responsabilidad. Los machetes los acompañan. Pocos, ocupan sus armas adquiridas para balear a nauyacas, serpientes de mínimo cinco metros de largo.
“Ya echaban culpa a esta comunidad que éramos los que robábamos, pero lo que hicimos fue parar lo que estaba pasando. Cuando la gente se decide vamos todos en manada, buscamos en las fincas, en las salidas y todo”.
Las pocas ocasiones que llaman a la policía los ladrones se escapan, la torreta los alerta y se pierden entre las fincas, área donde los elementos de seguridad evitan ingresar por temer ser picados por alguna serpiente.
“Cuando un delincuente anda en su apogeo nos demuestra la ley que no pueden. Vamos a intervenir y nos vamos a organizar en brigadas de seis u ochos en puntos donde se ponían ellos y estar listos con radio o teléfono. Les cerramos y entramos nosotros porque la autoridad no puede”.
En estos operativos de pobladores en la comunidad Chivería han detenido a cuatro ladrones. Pocos corrieron a prisa hacia Tepeaca, en el estado de Puebla.
Los correteados robaron tanques de gas y dinero a los pobladores, ahorros conseguidos en época de cosechar café y vender algunos kilos de naranja.
“Agarrábamos a un ratero y lo llevábamos amarradito, lo presentábamos con la autoridad y al tercer día ahí anda, bien feliz, a robar de nuevo, al pueblo vecino ahí lo agarran de nuevo y al tercer pueblo. Nos cansamos y llegó el momento de pensar qué hacerles, ¿los quemamos o lo lazamos y paseamos en el pueblo? Muchas ideas entre todos porque le entregamos a la policía y ya están sueltos al tercer día”.
Los cuatro detenidos no regresaron, entendieron el mensaje amenazante del pueblo; “Si regresas te quitamos el cuerito de los pies”.
La decisión se acordó entre el pueblo. El machete o cuchillo de cocina se ocuparía para desprender el cuero de los pies y obligarlo a caminar hasta la patrulla de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
La posibilidad de lesionar a los ladrones no la desechan. Desisten de buscar apoyo de gobierno del estado, no creen en su discurso; tampoco le creyeron a la administración pasada.
“Dice Miguel Ángel, vamos a capacitar más (policías), que capaciten más a los delincuentes, ¿cuántos preparados no son delincuentes? ¿Qué hacemos manteniendo a tanto policía? Ese dinero se debe ir para obras, para cosas que si funcionen, para gente que realmente lo necesita, ahí debe llegar el dinero; a la flora, al campo, a los ríos, que el petróleo llegue a su lugar porque se lo llevan extranjeros”.
Los ladrones no son los únicos en las comunidades. Los pobladores de Chivería ubican a halcones, menores de 17 años que se salieron del pueblo para obedecer órdenes de bandas delincuenciales.
La comunidad se comunica con otras cercanas desplegadas en casi diez kilómetros de terracería. Su medida de sentencia está en consideración de linchar a los ladrones, como ocurrió en Tonalaco, donde lincharon a tres presuntos ladrones por robo de ganado.
Uno de ellos murió por los intensos golpes de los habitantes; elementos de la policía los rescataron.
Tanto Chivería como Tonalaco operan con la confianza entre los habitantes.