Jaime GUERRERO
Aunque los nuevos datos oficiales de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2025 (ENCODAT) muestran una reducción en algunos indicadores entre la población joven, autoridades en salud pública advierten sobre patrones preocupantes en adolescentes y un aumento sostenido en el consumo de alcohol entre mujeres.
Los resultados presentados por la Secretaría de Salud revelan que la prevalencia de consumo de alcohol y drogas entre adolescentes (12–17 años) ha disminuido en comparación con años anteriores.
El porcentaje de jóvenes que consume alcohol en el último año pasó de 28 % en 2016 a 17.8 % en 2025, y el consumo experimental de drogas ilegales también descendió notablemente.
Sin embargo, los datos desagregados muestran otra cara de la realidad juvenil: los adolescentes manifestaron altos niveles de vulnerabilidad psicológica, malestar emocional, comportamientos suicidas y exposición a situaciones de violencia.
Las autoridades han destacado que esta dimensión de la salud mental es una prioridad, debido a su estrecha relación con comportamientos de riesgo y bienestar general.
Aunque el uso de sustancias ha disminuido, la presión social, el estrés académico y la falta de redes de apoyo efectivo siguen siendo factores que ponen en riesgo el desarrollo emocional de los jóvenes, lo que podría traducirse en futuras tasas de consumo problemático si no se abordan de forma integral.
Mujeres adultas: incremento sostenido en consumo de alcohol
Contrario a la tendencia general a la baja entre adolescentes, el consumo de alcohol entre mujeres ha mostrado un aumento significativo en la última década.
Según ENCODAT 2025, el porcentaje de mujeres que ha consumido alcohol alguna vez pasó de 62.6 % en 2016 a 69.3 % en 2025.
Este incremento puede estar asociado a cambios culturales y sociales en los roles de género y patrones de consumo, aunque advierten que un mayor acceso a bebidas alcohólicas sin una adecuada educación en su uso incrementa el riesgo de dependencia y problemas de salud.
Además, datos preliminares sugieren que mujeres adultas también han reportado mayores niveles de estrés y ansiedad relacionados con factores socioeconómicos, lo que podría influir en patrones de consumo de sustancias.
Autoridades refuerzan estrategias de prevención y atención
Ante este panorama mixto, autoridades federales han señalado la importancia de fortalecer las estrategias de prevención desde edades tempranas, así como programas específicos dirigidos a mujeres y grupos vulnerables. Las campañas buscan no solo informar sobre los riesgos del uso de sustancias, sino también mejorar el acceso a servicios de salud mental y apoyo comunitario.
La Secretaría de Salud informó que los programas escolares y comunitarios serán prioritarios en 2026, con énfasis en promover habilidades socioemocionales y redes de apoyo que ayuden a los jóvenes a enfrentar factores de riesgo sin recurrir al consumo de alcohol o drogas.
Los datos muestran avances en la reducción del consumo entre adolescentes, la creciente prevalencia de alcohol entre mujeres y para las autoridades los desafíos de salud mental en jóvenes destacan que el fenómeno del consumo de sustancias sigue siendo una preocupación de salud pública que requiere atención multisectorial.
En el análisis de la encuesta se concluye que las políticas públicas deben continuar adaptándose, incorporando no solo educación y regulación, sino también servicios de apoyo psicológico accesibles y campañas culturales que reduzcan estigmas y brinden alternativas saludables de socialización y expresión emocional.
