>La historia y la gastronomía, brindan una experiencia turística inolvidable.
Xalapa, Ver., viernes 05 septiembre de 2025.- Ubicada en uno de los corredores económicos más importantes del país, la Región de Altas Montañas conecta bellos paisajes naturales, cultura indígena y sabores únicos, donde se percibe el aire fresco y el abrazo de los bosques templados.
Se puede disfrutar de una caminata por los senderos de Zongolica al atardecer, mientras las nubes abrazan las montañas, o despertar en compañía y ver salir el sol frente al imponente Pico de Orizaba, entre pueblos encantadores y montañas majestuosas, lugares en los que el tiempo se mueve diferente.
No solo la naturaleza es la que enamora, las casas de techos bajos, los huertos familiares y la calidez de las comunidades rurales, abren la puerta a una experiencia más íntima y auténtica, saboreando el café recién hervido y charlas frente al fogón.
En tu recorrido, camina bajos los cielos despejados, entre la arquitectura colonial, los bosques de niebla, miradores, cascadas, cafetales y calles empedradas que invitan a contemplar sin prisa.
Caminar de la mano por Coscomatepec es perderse entre calles empedradas y fachadas de colores, descubrir su mercado artesanal o visitar la antigua estación del ferrocarril, que parece detenida en el tiempo.
Si de sumergirse en la cultura se trata, en Orizaba pueden comenzar la tarde con un exquisito café, para después conocer el Palacio de Hierro, una joya arquitectónica diseñada por Gustave Eiffel, que hoy alberga varios museos y espacios culturales. También subir al teleférico para admirar la ciudad desde las alturas y dejar que el viento los envuelva.
Y si lo suyo es la aventura, qué mejor que vivirla en pareja y lanzarse a una ruta al Pico de Orizaba, explorar cuevas, practicar senderismo o remar en cuerpos de agua cristalina, todo esto con el acompañamiento de tour operadores certificados.
Esta región también ofrece emociones compartidas. En Ixtaczoquitlán o Amatlán de los Reyes, se pueden explorar cuevas, hacer rappel en cascadas o cruzar puentes colgantes entre la niebla. Otra travesía es remar en un río rodeado de vegetación, o lanzarse en una tirolesa entre cañones.
La gastronomía local es perfecta para degustar y compartir el chileatole, los tamales de flor de izote, el texmole, las salsas de chicatanas o los atoles tradicionales que se preparan en fondas familiares o en mercados típicos.
Para una larga estancia, hay hospedajes pensados para el romance en cabañas enclavadas en la niebla, haciendas reconvertidas en hoteles con historia, y posadas entre cafetales donde todo huele a descanso, conversación y café recién molido.