Redaccion | El Piñero
Veracruz.- En Establadero, comunidad del municipio de Espinal, la tarde del sábado se partió en dos, mientras unos esperaban taxi, otros esperaron el estruendo de un ataque que dejó sin vida a un agente de la Secretaría de Seguridad Pública y a su compañero con lesiones que lo mandaron directo al hospital. El parte oficial se dio con la frialdad de siempre, como si se tratara de un reporte de semáforo fundido.
Los testigos no tuvieron que imaginar mucho: los agresores llegaron en motocicleta, dispararon contra los oficiales que se encontraban junto a su unidad y huyeron como sombras en carretera libre. Todo ocurrió en segundos, mientras la vida del pueblo se detuvo en seco, mostrando una postal donde los encargados de ordenar el tránsito se vieron atrapados en la anarquía más absoluta.
Después vino el teatro acostumbrado: patrullas cerrando calles, cintas amarillas colgadas como si fueran decorado y comunicados que prometen investigaciones profundas. La Policía Estatal aseguró el área, los ministeriales hicieron acto de presencia y hasta desplegaron un operativo en la Sierra del Totonacapan. Pero lo que nadie explicó es por qué el blindaje de seguridad siempre aparece cuando ya no hay nada que blindar. En Espinal, la justicia corre detrás del desastre, y el desastre, como siempre, le lleva varios kilómetros de ventaja.