Redacción El Piñero
Oaxaca, México– En Oaxaca, la “austeridad republicana” se pasea en camionetas último modelo. Mientras la gente lidia con trámites eternos, carreteras destruidas y salarios estancados, los altos funcionarios del gobierno parecen vivir en otro carril, el del lujo con cargo al poder.
El caso más evidente —documentado en un trabajo periodístico de Elizabeth Gutiérrez Martínez para el medio Punto y Aparte— es el de Edith Araceli Santibañez Bohórquez, secretaria del Trabajo de Oaxaca, quien durante este sexenio ha estrenado una flotilla de camionetas 4×4 y SUV de alta gama sin que sus ingresos oficiales expliquen el origen de estos lujos.
En fotografías se observan vehículos como:
Toyota Tacoma 4×4 blanca, equipada con barra y luces auxiliares.
Jeep Wrangler Rubicon rojo, modelo off-road de alta gama.
Chevrolet negra tipo Suburban o Tahoe, de gran formato y alto costo.
El problema no es el gusto automotriz, sino la opacidad. Su declaración patrimonial no coincide con los gastos necesarios para mantener una colección vehicular de este calibre.
Mientras el gobierno repite su discurso de “austeridad” y “bienestar”, el mensaje que llega a la ciudadanía es demoledor: lujo arriba, precariedad abajo. En un estado con salarios estancados, carreteras en ruinas, servicios públicos raquíticos e informalidad laboral, la prosperidad parece reservada para quienes tienen cargo y cercanía al poder.
No se le puede pedir al oaxaqueño que “aguante” trámites interminables y baches eternos mientras sus autoridades encabezan caravanas de lujo.
La frase del gobernador quedará para la hemeroteca: sí, se está acabando la pobreza… pero la de sus funcionarios. Y cada día que pasa sin explicaciones, se agota también la paciencia de quienes pagan esa “austeridad” con su bolsillo.