Redaccion | El Piñero
México.- La madrugada de este martes, el kilómetro 45 de la México–Cuautla decidió ser protagonista de su propia tragedia vehicular. Un autobús de la línea SUR, con rumbo a la Ciudad de México, terminó empotrado contra un tráiler en una zona famosa por sus curvas traicioneras, dejando 16 pasajeros lesionados, cuatro de ellos graves. Al parecer, el conductor decidió tomar “una siesta” en pleno viaje, con resultados desastrosos para la carrocería y la paciencia de los cuerpos de auxilio.
Entre el caos y los hierros retorcidos, Cruz Roja, CAPUFE, Protección Civil y Bomberos realizaron maniobras heroicas para rescatar a los pasajeros atrapados. La escena fue una mezcla de urgencia y eficiencia, con ambulancias y camiones de rescate moviéndose al ritmo de sirenas que competían con el canto matutino de los pájaros. Los heridos fueron trasladados a hospitales cercanos mientras los curiosos y automovilistas aún intentaban procesar lo ocurrido.
Y mientras los servicios de emergencia hacían su trabajo, quedó la sensación de que las autoridades responsables de la seguridad vial todavía creen que las curvas peligrosas tienen derecho a “vivir su propia aventura”. Señalización escasa, medidas preventivas limitadas y cero recordatorios de velocidad segura hacen que algunos tramos de la carretera parezcan más un juego de destreza que una ruta de transporte público. En resumen, un accidente evitable que se convierte en noticia, porque hasta la vía más famosa sabe cuándo reclamar atención.