Redacción El Piñero | Corresponsalía
Nuevo León.- La tarde del sábado, en García, Nuevo León, el cielo se partió en dos con la caída de un avión pequeño en el Parque Industrial Ciudad Mitras. El saldo fue inapelable: dos tripulantes perdieron la vida, noticia confirmada con tono burocrático por Protección Civil estatal, como quien da parte de que se descompuso un semáforo.
El accidente movilizó a Protección Civil, la Policía Municipal y hasta la mismísima Secretaría de la Defensa Nacional, que llegaron al interpuerto con todo su despliegue de chalecos, cascos y camionetas, pero con pocas respuestas en la maleta. El hallazgo fue rápido: dos personas sin signos vitales en el interior de la aeronave. El alcalde Manuel Cavazos Guerra, como buen actor de esta tragicomedia, lamentó los hechos en redes sociales, cumpliendo con la liturgia digital que se repite cada vez que la desgracia toca a la puerta.
Lo que no apareció en escena fue la explicación de cómo y por qué un avión terminó cayendo en una zona industrial. Nadie habló de protocolos, de supervisiones aéreas o de planes de prevención. Las autoridades, veloces para posar y lentas para responder, dejaron a la ciudadanía con la duda de si la seguridad aérea es un tema serio o sólo un guion de ocasión. Así, el suceso terminó siendo otra postal donde la desgracia aterriza… y la rendición de cuentas simplemente nunca despega.