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Barandal: Fervor por AMLO

El Piñero

 

Luis Velázquez

09 de mayo de 2018

 

ESCALERAS: Hay un fervor religioso por AMLO. Dieciocho años después de andar en campaña, primero fue el Tata de los indígenas y campesinos. Ahora, también de la población urbana. Todos lo adoran. Como a Bartolomé de las Casas y a Samuel Ruiz. El Benito Juárez y el Francisco Ignacio Madero del siglo XXI.

Unos políticos refieren una anécdota picaresca. Cuentan, por ejemplo, que si de pronto se habla de la corrupción de Ricardo Anaya, entonces, la respuesta es unánime. “Es un pillo, igual que los priistas”.

Pero en cambio, si alguien por ahí dice que AMLO es un pillo, entonces, primero, todos lo desmienten; segundo, todos aseguran que es una intriga de los adversarios y enemigos, digamos, “la mafia del poder, y tercero, que hay una “guerra sucia” en su contra.

Incluso, dice el politólogo Ramón Benítez, se ha llegado a la veneración. Y hay ciudadanos dispuestos al sacrificio por “El peje”.

La semana anterior, dos comadritas entrañables, amigas desde hace unos veinte años, rompieron su amistad, discutiendo sobre AMLO. Una, con el tabasqueño, y la otra, con “El bronco” Jaime Rodríguez.

 

PASAMANOS: Unos dirán que la adoración por AMLO se debe a que luego de más de 80 años de hegemonía priista y de los doce años de gobierno panista en Los Pinos, con un país donde seis de cada 10 habitantes son pobres y jodidos, ha de apostarse a una tercera vía y que son AMLO y Morena.

Otros, sin embargo, apostarán al buen karma, a la buena vibra, que “El peje” emana con su dedito flamígero.

Habrá quienes sean feligreses de la capilla de AMLO porque el candidato presidencial de MORENA trae en su cartera estampitas de la Virgen de Guadalupe que suele regalar a sus fans, en vez de traer, por ejemplo, la foto de su segunda esposa y de su cuarto hijo, menor de edad.

Y/o de sus padres, uno de ellos, el padre, nacido en Veracruz.

Será acaso porque “El peje” ha tomado como modelo de conducta a Benito Juárez, Francisco I. Madero, Lázaro Cárdenas y a Carlos Pellicer, entre otros.

El caso es que mientras el voto duro del PAN “se corta las venas” por Ricardo Anaya y el voto duro del PRI por Meade, los seguidores de AMLO lo idolatran, como si fuera, digamos, Los Beatles (con todo y que a uno de ellos lo mataron) o los fans de “Los caifanes”.

 

CORREDORES: La adoración por Francisco I. Madero nunca fue porque creía en los médiums a través de los cuales se comunicaba con sus antepasados, sino porque enfrentó al dictador de 33 años, Porfirio Díaz Mori.

La veneración por Benito Juárez se debía a que luchó contra el imperio francés encarnado en Maximiliano de Habsburgo y la emperatriz Carlota, con todo y haberse reelegido como presidente de la república durante catorce años seguiditos.

Lázaro Cárdenas fue adorado por la expropiación petrolera, tiempo cuando según la película “La rosa blanca”, las viejitas hacían fila para donar su anillo de matrimonio y/o para regalar sus gallinitas y pollitos para pagar la deuda externa.

AMLO es adorado porque de pronto, la población indígena y campesina descubrió que era “un rayito de esperanza”, más que para mejorar su calidad de vida, para volver a soñar con el paraíso terrenal.

 

RODAPIÉ: El deslumbramiento de AMLO en la población llega a lo siguiente:

La mayoría de los candidatos de MORENA a un cargo de elección popular sólo hacen campaña electoral desde el café y desde las ruedas de prensa y de una esmirriada caminata con unos cuantos seguidores atrás.

Todos, sin excepción, hasta el ex priista Fernando Arteaga, y ni se diga Cuitláhuac García, Rocío Nahle y el extricolor, Ricardo Ahued, se han trepado a sus valencianas para ganar.

“Cui”, que así se hace llamar, lanzó su profecía:

“Yo ganaré la gubernatura porque AMLO irá en la boleta”.

Es “el rayito de la esperanza” en su dimensión estelar.

Incluso, algunos intelectuales como Enrique Krauze y el anayista Jorge Castañeda, lo traen “a tiro por viaje” y ni mella le han causado.

Se mantiene como puntero en la carrera presidencial y si la tendencia histórica de la encuesta se conserva, entonces, la adoración del pueblo mexicano por AMLO lo llevará a Los Pinos.

El tlatoani. El gurú. El tótem.

“No les fallaré” repite todos los días y a toda hora.

La población lo adora.

 

BALAUSTRES: Desde Lázaro Cárdenas, ningún otro político ha despertado más fervor popular y social como AMLO. Ni siquiera, vaya, Cuauhtémoc Cárdenas.

El tabasqueño ha rebasado por completo al subcomandante Marcos, quien fue, claro, “flor de un día”. Ahora, en el olvido. Según las versiones, y más joven que AMLO, enfermo. Y de cáncer, trasciende.

El día cuando Francisco I. Madero fue asesinado y sepultado, Pancho Villa, caminando al lado del féretro, se puso a llorar.

José María Morelos también lloró cuando Miguel Hidalgo, su maestro en el seminario, fue ejecutado y más cuando el indio yaqui quien era uno de sus escoltas aceptó veinte monedas de los realistas para decapitarlo.

El mediodía cuando Emiliano Zapata fue emboscado por su “amigo”, el general Jesús Guajardo, sus ideólogos Antonio Soto Díaz y Gama y Otilio Montaño también lloraron.

Carlos Salinas, dicen, lloró cuando le asesinaron a Luis Donaldo Colosio.

Si AMLO sufriera un atentado, la mitad de la población del país y la otra mitad también lloraría. Y si una vez más le arrebatan el triunfo, entonces, el México bronco, como decía Jesús Reyes Heroles, despertará enfurecido.

 

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