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Barandal: Si Javier Duarte hablara…

El Piñero

 

Luis Velázquez

24 de abril de 2018

 

ESCALERAS: Muchos secretos conocerá y sabrá el sacerdote de la Teología de la Liberación, José Alejandro Solalinde, siempre en pie de guerra.

Uno de ellos, el siguiente:

“Si al ex gobernador Javier Duarte lo dejaran hablar, muchos saldrían raspados, de la Presidencia de la República para abajo. ¡Son hipócritas! ¡Son fariseos!”. (Proceso 2164, Rodrigo Vera)

Entonces, el fundador del albergue de migrantes “Los hermanos en el camino”, con sede en Ixtepec, Oaxaca, y filial en el infierno de Acayucan, precisó:

“Varios miembros de la clase política están involucrados en el negocio del narcotráfico. Entre ellos saben perfectamente bien quiénes tienen tratos con los cárteles de la droga para obtener dinero”.

Desde luego, políticos habrá de sobra que liguen a Solalinde con Andrés Manuel López Obrador, aun cuando el mismo cura ha dicho que cree en AMLO.

Incluso, tiene luz verde del tabasqueño para trabajar el proyector de crear el Consejo Ciudadano de Contraloría Social y Ética, con lo que Solalinde estará de lleno con “El peje” en caso de ganar Los Pinos.

 

PASAMANOS: Pero más allá de las ideologías y que nada son cuando de por medio está la pluralidad (AM), la revelación del padre a Proceso pone los acentos en las íes de muchas, demasiadas cosas calientes para el Peñismo, por ejemplo, tiempo cuando Duarte navegó como pirata de “Los 7 mares”, tan invicto como intocable.

Valdría la pena recordar, por ejemplo, que hacia el primer trimestre del año 2014, el Auditor Superior de la Federación, ASF, Juan Manuel Portal, interpuso las primeras denuncias penales por desvío de recursos en la Procuraduría General de la República, PGR, en contra de Duarte, y todas fueron archivadas.

Más todavía:

De acuerdo con la ley, la ASF ha de reportar el estado de cosas a la secretaría de Hacienda y Crédito Popular (el titular era Luis Videgaray Cano) para que en automático congele la entrega de las participaciones federales al gobernador evidenciado hasta que la rendición de cuentas sea esclarecida.

Y no obstante, Videgaray nunca procedió, como de igual manera está señalado de que tampoco ha procedido en contra de César Duarte, el ex gobernador de Chihuahua, con “los pedidos de captura con fines de extradición que reposan en algún escritorio del Departamento de Estado en Washington” (Proceso, J. Jesús Esquivel).

 

CORREDORES: Verdad o mentira, media verdad o media mentira, en la percepción ciudadana de Veracruz está claro que si Javier Duarte llegó hasta llegó con los suyos en el abuso y exceso del poder, desde el saqueo del erario hasta la desaparición forzada, pasando por la delincuencia organizada, el lavado de dinero, las empresas fantasmas y el enriquecimiento ilícito se debió, primero, a la excesiva tolerancia (y complicidad) del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, la Comisión de Vigilancia del Congreso local, la Contraloría y las secretarías General de Gobierno y de Finanzas y Planeación.

Pero además, con la rara y extraña tolerancia del gobierno federal.

Y si ya después, derrotado el PRI en el año 2016 con la gubernatura y la mayoría en la LXIV Legislatura, el Peñismo autorizó la captura de Duarte se debió, primero, a las presiones del gobernador Yunes, y segundo, y más, mucho más aún, a la documentación de las pruebas irrefutables de sus tropelías que ahora lo tienen preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, mientras que 33 duartistas entre políticos, jefes policiacos y policías duermen en el penal de Pacho Viejo.

RODAPIÉ: Por eso mismo, la declaratoria de Solalinde a Proceso resulta indicativa y significativa.

Si Javier Duarte hablara y/o si “lo dejaran hablar”, “muchos saldrían raspados, de la Presidencia de la República para abajo”.

Es más, quizá en su silencio, silencio cómplice a todas luces, está la explicación de que Karime Macías tuviera el camino asfaltado, primero, para huir a Londres, la ciudad más cara del mundo.

Segundo, para estar allá tan tranquila y campante.

Tercero, llena de ínfulas para exigir la devolución de sus bienes.

Cuarto, para que desde el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, Duarte siga despotricando.

Incluso, diciendo a cada rato en cartitas al conductor televisivo, Ciro Gómez Leyva, que hablará, deseando estremecer a Los Pinos con tales misivas.

 

BALAUSTRES: Ninguna duda existiría que Solalinde, cabildero de AMLO, habría visitado a Duarte en el Reclusorio Norte y en el secreto de la confesión le contaría sus iras contenidas.

Y más si en el ejercicio del poder sexenal en Veracruz salpicó por todos lados, desde a funcionarios del Peñismo hasta los medios en los que, como reveló el vocero Elías Assad, gastó trece mil millones de pesos a cambio del incienso de la prensa escrita, hablada y digital.

Tal cual muchas cositas sabrá Duarte, pero también Solalinde para declarar a un medio nacional que una revelación del exgobernador estremecería por completo a Los Pinos.

“Muchos saldrían raspados”.

El trío de palabras encierra un mundo sórdido y siniestro de grandes expectativas, iniciada con aquella versión pública de que Duarte, igual que otros exgobernadores priistas, financiaron la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.

Y más indicativo ahora cuando, y por ejemplo, los candidatos a la presidencia de la república están devolviendo parte del dinero federal proporcionado por el Instituto Nacional Electoral, INE, para sus jornadas electorales.

 

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