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El bienio de las disculpas; Gobernar pidiendo perdón

El Piñero

  • Primero, aplicar la ley

Barandal

Luis Velázquez

Veracruz.- ESCALERAS: En Veracruz se vive el gobierno de las disculpas. Las disculpas que, por cierto, nunca, jamás, pidió Javier Duarte, pues él mismo y su gabinete legal y ampliado humillaron mucho, demasiado, a la población. Sobre todo a los familiares de desaparecidos, secuestrados y asesinados y sepultados en fosas clandestinas.

Por ejemplo:

Uno. Por aquí un par de agentes ministeriales vejaron a una doctora en la avenida Ruiz Cortines, de Boca del Río, que porque la confundieron, ajá, el bienio azul le pidió disculpas; por tanto están pendientes de una excusa los familiares de las dos personas baleadas por un ministerial en Martínez de la Torre, uno de los cuales falleció.

Dos. Por aquí trascendió el “Yunete” en Coatzacoalcos con el reparto de despensas, por un lado el operador fue despedido, y por el otro, el rosario de lamentos. Y eso, quizá, porque las redes sociales se volcaron en contra y nada perturba más a los políticos que el rafagueo en el Internet y que consideran más importante que el trabajo electoral.

Tres. Los perdones que en cascada el Fiscal ha expresado a las ONG de familiares de desaparecidos, entre ellos, al Solecito, y al que Jorge Wínckler más ha bombardeado.

 

PASAMANOS: Cuatro. Las descargas del secretario de Seguridad Pública y el Fiscal a los padres de los cinco jóvenes de Playa Vicente levantados por narcopolicías de Arturo Bermúdez Zurita ante el plantón número cuatro que el subsecretario de Gobernación, el elbista Roberto Campa Cifrián, les asestó.

Cinco. Las justificaciones a la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara, porque casi once meses después ni un abonito han aportado a la megadeuda heredada por Javier Duarte.

Y en el caso, ni hablar, la disculpa favoreció para que la rectora suspendiera en el bienio azul su revolución pacífica que declaró a Duarte y llevó desde la marcha callejera en Xalapa hasta el cabildeo en el Congreso de la Unión y la ANUIES.

Y como dice el politólogo Carlos Ronzón, ahora quien ha de pedir perdón a la comunidad universitaria es la rectora por estar cruzada de brazos ante la creciente deuda.

Seis. La disculpa a los maestros porque las arcas estaban vacías y este año en el día del profe suspendieron el regalo tradicional de las licuadoras para todos, aun cuando, en contraparte rifaron tres coches donados por el gobierno de Veracruz.

 

CASCAJO: Siete: Las justificaciones ante los medios, expresada a través de la columna “Agenda” de la presidenta de la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, porque este año, y dado el saqueo duartista, cancelaron el desayuno anual en el día de la libertad de prensa.

Ocho. Y si se está viviendo el tiempo del perdón, el tiempo del Adviento, entonces, el coordinador de la bancada panista en la LXIV Legislatura, He Man Sergio Hernández Mancha, se ha tardado demasiado para la disculpa por la denuncia aquella de la diputada Cinthya Lobato Calderón de que se gasta el erario “en borracheras, droga, mujeres y orgías”, con su Sancho Panza, Carlos Fuentes Urrita, el ex diputado local, alto funcionario en la LXIV Legislatura.

Nunca, claro, Felipe Calderón pidió disculpas por los 150 mil muertos (“daños colaterales” les llamaba) que dejó en la guerra contra los carteles y cartelitos y que nada sirvieron, porque el país está incendiado.

Pero, bueno, cada político en su tiempo con su estilo de gobernar y ejercer el poder escoge su filosofía social y política.

 

RODAPIÉ: Según Ronzón, antes, mucho antes que pedir disculpas ha de aplicarse la ley.

Y es que en su mirada interpretativa de los hechos que van caminando solicitar perdón equivale, simple y llanamente, a dar carpetazo al asunto y creer que la dispensa es suficiente para dejar satisfecha a una población que por demás está harta de los políticos.

Más allá de la simpleza política de una disculpa sorprenden otras acciones públicas, como por ejemplo, la celeridad con que la Fiscalía actuó en el caso de las despensas de la priista Fabiola Balmori y su esposo, a tal grado que hasta inculparon a Anilú Ingram, delegada federal de la secretaría de Desarrollo Social, protegida de MAO, de que ella las abasteció.

Un gobierno de las disculpas, observa el politólogo, se concita cuando, y por ejemplo, el Plan Estatal de Desarrollo se hace a un lado y se actúa en el día con día, sin una agenda, improvisando, con todo y que el reduccionismo se concentre a una agenda electoral.

En todo caso, con tantas excusas como estilo de gobernar el gobierno azul está operando con certeza, pues gracias a Javier Duarte, cada año en Veracruz hay elecciones, y más, como en el 2018 en que serán cinco de un jalón, y nada cae tan bien a la población como vivir disculpándose.

Y más, luego del duartazgo, cuando la mayoría de políticos sexenales eran prepotentes, soberbios, groseros y ofensivos.

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