Redacción El Piñero | Corresponsalía
Chiapas.- La noche cayó mojada y sin piedad sobre la carretera rumbo a Salto de Agua, y con ella llegó otra desgracia que —como siempre— nadie vio venir, aunque todos la esperaban. Una camioneta y una motocicleta se encontraron en el peor momento, en el peor lugar y bajo el peor clima. Dos personas perdieron la vida y los curiosos solo pudieron lamentar lo que el pavimento mojado y la falta de previsión oficial habían escrito desde hacía tiempo.
Dicen los testigos que el camino estaba tan resbaloso como la excusa de cualquier funcionario en turno. La lluvia no perdonó, el asfalto se volvió trampa, y en cuestión de segundos la colisión rompió la rutina del pueblo. Llegaron los cuerpos de auxilio —siempre después, nunca antes—, confirmaron la tragedia y dieron aviso a la Fiscalía de Justicia Indígena para cumplir el ritual burocrático de levantar actas y promesas.
Mientras tanto, las autoridades de Protección Civil apenas atinaban a “recomendar manejar con precaución”. La misma cantaleta de siempre, repetida tras cada accidente. Ni señalamientos, ni mantenimiento, ni prevención. Solo comunicados bien redactados y carreteras mal cuidadas. En Chiapas, parece que la lluvia tiene más poder de convocatoria que el gobierno mismo.