Jaime GUERRERO
El Estadio Tecnológico de Oaxaca, hogar de los Alebrijes, se transformó este viernes en el epicentro de una demostración de fuerza política.
El informe de la presidenta Claudia Sheinbaum no fue solo un ejercicio de rendición de cuentas, sino una pasarela de poder que exhibió la maquinaria morenista en acción, bajo la batuta del gobernador Salomón Jara Cruz.
Sin embargo, la jornada, marcada por una movilización masiva, no estuvo exenta de tensiones y desaciertos que pusieron a prueba la organización y el control político en el estado.
Desde la una de la tarde, miles de simpatizantes, militantes de Morena, militares y funcionarios comenzaron a concentrarse en el estadio.
La espera fue larga, pero el hambre y el calor fueron mitigados con cientos de plátanos, tortas, aguas y refrescos distribuidos entre la multitud. En un momento surrealista, las tortas volaban por los aires en bolsas de nailon, lanzadas como pelotas de béisbol, captadas por los reporteros que cubrían el evento.
El ambiente, aunque festivo, no ocultaba la intención clara: mostrarle a la líder de la Cuarta Transformación (4T) quién controla las estructuras políticas en Oaxaca.
El estadio, con capacidad para 17 200 mil personas, lució abarrotado y con la cancha repleta, organizadores estimaron, una afluencia de 40 mis personas.
No fue un partido de fútbol, sino un evento político-gubernamental en torno a la presidenta. Salomón Jara, visiblemente satisfecho, aprovechó el escenario para ensalzar los logros de la 4T, desde los cimientos puestos por Andrés Manuel López Obrador hasta lo que ahora llaman el “Segundo Piso de la Cuarta Transformación”.
“Oaxaca y México viven su mejor momento político, económico y social. Este informe confirma que el país no se equivocó al poner en sus manos el destino de nuestra nación”, afirmó Jara ante la multitud.
Tocó el turno de Sheinbaum Pardo, su discurso fue un canto al orgullo oaxaqueño. “Oaxaca es el corazón cultural de México, la cuna del Humanismo Mexicano”, declaró, prometiendo cercanía con el pueblo oaxaqueño.
En su informe, destacó que un millón 474 mil 296 personas en el estado reciben al menos uno de los Programas para el Bienestar, con una inversión histórica de 37 mil 667 millones de pesos para 2025.
“Prácticamente todas las familias de Oaxaca reciben un apoyo”, subrayó, detallando proyectos insignia en educación, salud, infraestructura y programas como becas para estudiantes, fertilizantes gratuitos para productores y “Sembrando Vida”.
No todo fue armonía. Afuera del estadio, un incidente empañó por instantes el evento: Un grupo de choque, encabezado por Iván Sumano Alonso, funcionario de la Secretaría de Administración, se enfrentó a maestros de la Sección 22 de la CNTE que intentaban ingresar al recinto para protestar.
Aunque existía un acuerdo político con el gobierno estatal para que los docentes se manifestaran y luego se replegaran, la falta de pericia y el protagonismo de este grupo generaron una tensión innecesaria.
El altercado, que no escaló a mayores por la cordura de las partes, sin embargo, pudo haber tenido consecuencias políticas graves para Jara y, por extensión, para Sheinbaum.
El caos no se limitó al enfrentamiento. La movilización masiva colapsó las vialidades de Oaxaca de Juárez. Calles como el Cerro del Fortín y las inmediaciones de la Central de Abasto quedaron paralizadas, atrapando a decenas de automovilistas y cientos de personas sin acceso al transporte público.
El desorden vial se prolongó por más de 8 horas, dejando a esa zona de la capital en un estado de exasperación.
Los asistentes, exhaustos tras una larga jornada de espera bajo el sol, abandonaron el estadio tras un discurso de apenas 40 minutos, mientras los alrededores seguían congestionados por autobuses y vehículos oficiales.
El evento, más allá de los números y los discursos, sirvió como una exhibición de músculo político. Jara Cruz demostró su capacidad para movilizar a las estructuras morenistas, a pesar de los embates internos y externos, y de errores como el enfrentamiento con la CNTE.
Acompañando a la presidenta estuvieron diputados locales, presidentes municipales, organizaciones sociales y el gabinete estatal, intentando enviar un mensaje de unidad alrededor de la 4T.
El informe de Sheinbaum en Oaxaca fue un reflejo de las contradicciones de la política actual: un despliegue de fuerza y organización, pero también de desaciertos que, de no manejarse con cuidado, podrían generar costos políticos significativos.
Mientras las vialidades de la capital recuperaban poco a poco la normalidad, en Oaxaca, la 4T sigue siendo un proyecto en construcción, con sus luces y sombras, pero con un mensaje contundente: aquí, la transformación no se detiene.