Redacción El Piñero
Oaxaca.- La noche del 15 de septiembre, mientras el gobierno estatal afinaba micrófonos y luces para el Grito de Independencia, la realidad daba su propio discurso en la carretera: en los límites de los municipios de San Pablo Huitzo y San Francisco Telixtlahuaca, región de Valles Centrales, fueron abandonados restos humanos junto con un mensaje intimidante, recordándole a los oaxaqueños que la inseguridad no respeta calendario ni símbolos patrios.
De acuerdo con los reportes iniciales, los restos corresponden a una persona de complexión delgada que aún no ha sido identificada. El hallazgo se dio a unos tres kilómetros de la zona conocida como La Pantera Rosa, donde la patria no se pintó de verde, blanco y rojo, sino del gris del miedo y la incertidumbre.
Y mientras tanto, las autoridades estatales, encabezadas por Salomón Jara Cruz, se limitaron a exhortar a la ciudadanía a acudir a la Fiscalía General del Estado para apoyar en la identificación, como si la responsabilidad de investigar recayera más en los vecinos que en el aparato de seguridad pública. Oaxaca celebra el Grito con fuegos artificiales, pero la inseguridad truena más fuerte; y el gobierno, en lugar de responder con estrategia, parece optar por la retórica del “vamos bien” aunque la realidad se encargue de desmentirlo a cada kilómetro de carretera.