➡️ En Tuxtepec, los muertos y las catrinas emergen del inframundo entre coloridos pasillos, donde xoloitzcuintles guían su camino de regreso al mundo de los vivos.
Por: Carlos Abad
En el noreste del Estado de Oaxaca, hay un municipio enclavado en la región de la cuenca del Papaloapan, llamado San Juan Bautista Tuxtepec, que a través de su presidente Fernando Huerta Cerecedo, convirtió el parque Juárez en el Mictlán.
Frente al palacio municipal, en este destino de transición, los muertos regresan desde el inframundo al mundo de los vivos, y juntos emprenden el viaje a través del trenecito, en su recorrido por la tierra del cerro del conejo.
Mientras un cielo multicolores, los xoloitzcuintles, así como el característico color naranja encendido del cempasúchil, muestran la conexión entre este y el otro mundo, pues esta flor ilumina el camino para la llegada del alma de nuestros fieles difuntos, desde el más allá.
Además, los niños que se nos adelantaron en el camino, tienen la oportunidad de reencontrarse con sus amiguitos en vida y sus familiares, para jugar juntos en el altar de la película de “Coco”, donde Miguel, mamá Imelda, Héctor Rivera, Papá Julio, tía Rosita, Frida Khalo, los tíos Oscar y Felipe, sin olvidar a mamá Coco y Dante, han provocado que una multitud de vivos y muertos, hagan una pausa en el tiempo, para tomarse la fotografía del recuerdo que un día se pondrá en el altar, antes de emprender el camino de regreso a casa.
Es así, como vivos y muertos convivimos en esta fecha especial, comiendo los platillos típicos que nuestras madres, abuelas o esposas, nos preparaban en casa, y tomando nuestras bebidas favoritas, por qué antes del amanecer, los espíritus de nuestros seres queridos, retornan a su descanso eterno.

 
															




