➡️ La cereza del cinismo la puso el presidente de la Junta de Coordinación Política, Benjamín Viveros Montalvo, quien justificó la obra diciendo que había “muchas goteras” y “muros dañados”
➡️Es falsa la narrativa de “justicia social” cuando el dinero público se gasta en lujos legislativos y no en urgencias comunitarias.
➡️ Mientras las comunidades caminan entre lodo, los diputados estrenan alfombras
Eugenio GONZÁLEZ | El Piñero
Oaxaca, México.- En Oaxaca, la llamada “Primavera Oaxaqueña” presume gobernar con y para los pobres. Pero mientras esa narrativa se repite en discursos oficiales, la realidad grita lo contrario desde las regiones olvidadas y las carreteras destrozadas.
Porque mientras miles de oaxaqueños esperan caminos transitables, clínicas con medicamentos o escuelas con techos enteros, los diputados locales decidieron priorizarse a sí mismos. ¿La urgencia? Reparar goteras y acondicionar oficinas para mayor comodidad legislativa. Sí, en plena crisis de infraestructura, el Congreso del Estado fue rehabilitado por más de 40 millones de pesos.
La cereza del cinismo la puso el presidente de la Junta de Coordinación Política, Benjamín Viveros Montalvo, quien justificó la obra diciendo que había “muchas goteras” y “muros dañados”. Pero ojo: no hubo licitación, todo se hizo por adjudicación directa. ¿La razón? “Era muy poco el tiempo”, dijo sin titubeos.
¿Cuarenta millones para goteras? Mientras la Mixteca, la Sierra Sur, la Sierra de Juárez o la Cuenca del Papaloapan siguen esperando recursos que nunca llegan, los legisladores se reinventan sus espacios, estrenan sala de prensa, salón de sesiones y hasta sala de lactancia.
Es falso que Oaxaca viva una austeridad republicana. Es falso que primero sean los pobres. Es falsa la narrativa de “justicia social” cuando el dinero público se gasta en lujos legislativos y no en urgencias comunitarias.
Esto no es un acto de gobierno, es una bofetada al pueblo. Es una muestra brutal de lo que ocurre cuando el poder se convierte en privilegio y el discurso en demagogia.
Mientras las comunidades caminan entre lodo, los diputados estrenan alfombras. Mientras un paciente muere por falta de insumos, un legislador estrena silla ergonómica. Y mientras el gobierno habla de transformación, el Congreso se transforma… pero en símbolo de una traición.