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Escenarios: General de cinco estrellas

El Piñero

 

Luis Velázquez

28 de abril de 2018

 

UNO. General de 5 estrellas

 

Quizá uno de los mejores operadores políticos del PRI es Gonzalo Morgado Huesca.

A los 25 años, presidente del CDE del PRI y diputado local con Rafael Hernández Ochoa, el padre putativo de Miguel Ángel Yunes Linares.

Luego, diputado federal.

Después, presidente municipal de su pueblo, Martínez de la Torre.

Muchos años más tarde, director del Instituto de Pensiones y delegado federal del ISSSTE.

Ene número de ocasiones le ha dado la vuelta a Veracruz de norte a sur y de este a oeste.

Y conoce el territorio jarocho hasta en las comunidades más alejadas, por donde ha caminado.

Y desde luego, a los grupos y tribus partidistas y ciudadanas.

Es una especie de general de 5 estrellas.

Y sin embargo, en estos vientos huracanados del tricolor en que tanto se necesitan de operadores políticos que sepan conciliar y juntar y sumar voluntades y negociar con habilidad arriba y debajo de la mesa, en la claridad y en lo oscurito, a partir del diálogo, lo dejaron fuera, digamos, como candidato pluri a diputado local y/o federal.

 

DOS. Nada eres sin un grupo

 

Ni hablar, una vez más queda probado y comprobado:

“En política, nunca llega el mejor, sino el que más conviene” como decía Juan Maldonado Pereda, cuatro veces diputado federal, exalcalde jarocho, secretario General de Gobierno en el Distrito Federal y secretario de Educación con Miguel Alemán Velasco, el amigo que lo estafara.

Además, está claro, a Gonzalo Morgado le faltó tener a un grupo político fuerte, una organización política, para hacer sentir su valía.

Por ejemplo, una CNC como Juan Carlos Molina Palacios, una CNOP como Érika Ayala Ríos, una CTM como Víctor Manuel García Trujeque, y de perdis, una Antorcha Campesina como Diana Aguilar Castillo.

Incluso, y con frecuencia, y aun así, ocurre que en el choque de presiones y represiones, se queda fuera como el caso de Carlos Vasconcelos, el líder cetemista del sur de Veracruz, que ni baranda tocó en el reparto de las curules pluris para impulsar a uno de los suyos, pues lo suyo está en el taller y en la fábrica, lejos de las pasiones políticas desbocadas.

 

TRES. “Muchos los llamados…”

 

Podrán los enemigos gratuitos y emboscados hablar pestes de Morgado. Pero en materia de operación política y de conocimiento de la realidad social rebasa por completo a muchos, digamos, a la mayoría.

En política inició al lado de otros compitas, entre ellos, los siguientes:

A: Miguel Ángel Yunes Linares, quien ya es gobernador.

B: Dante Delgado Rannauro, quien fue gobernador y tiene su partido político, el Movimiento Ciudadano, y ya fue senador de la república y ahora de nuevo es candidato pluri al Senado por el MC, el PAN y el PRD.

C: Fidel Herrera Beltrán, quien ya gobernó Veracruz.

D: Javier Duarte, a quien miraba como un discípulo en aquel tiempo del fidelato.

E: Ranulfo Márquez Hernández, ex de todo, menos de gobernador.

F: Antonio Benítez Lucho, delegado federal del IMSS y ex secretario particular de un gobernador, su hermano putativo, Fidel Herrera.

Desde luego, en el reparto “de las mieles del poder”, “muchos son los llamados y pocos los elegidos”.

Pero con todo, Morgado se ha mantenido en la política, digamos, como una especie de servicio civil de carrera.

Y dada su experiencia y dominio de la política, resulta una incógnita que ahora quedara fuera.

 

CUATRO. Otros excluidos

 

Claro, otros más también fueron excluidos del paraíso terrenal, entre ellos, Eduardo Thoame Domínguez, Manuel Ramos Gurrión, Ricardo Olivares Pineda y Salvador Valencia Carmona, todos ellos operadores políticos.

Pero, bueno, si estuvieran reservados para el triunfo priista en las urnas de la gubernatura, el chamán permita un milagro.

CINCO. Tres veladoras prendidas

Morgado inició en política en el tiempo del partido único, el PRI, el único fuerte.

Y comenzó al lado de un político vigoroso como Hernández Ochoa, amigo del presidente Luis Echeverría Álvarez y que en la vida pública significa “sacarse la lotería”, y por eso mismo, y entre otros cargos desempeñados fue subsecretario de Gobernación y secretario del Trabajo y Previsión Social, diputado federal y gobernador.

Muchos años después, Morgado enfrenta la otra realidad, en que la pluralidad partidista ha vuelto competitivo el escenario electoral.

Lo peor: toda su vida apostó a la política. Nunca miró alrededor, digamos, para hacer negocios y crear y recrear empresas fantasmas, contador público como es.

Tampoco incursionó en el salón de clases, digamos, a la sombra de la Universidad Veracruzana.

Ni fue colocado en posiciones claves con presupuesto suficiente para hacer y deshacer.

La moraleja es clara: en la vida han de tenerse siempre dos o tres veladoras prendidas, pues si una se apaga dos más quedan encendidas.

Lo de menos es que desatada la tempestad migrara a otro partido como tantos otros, pero su firmeza telúrica al partido tricolor está fuera de duda.

Por eso resulta paradójico que con tanta capacidad para la operación política quedara excluido.

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