- Cadenas de oración
- Debido al COVID
Luis Velázquez
02 de agosto de 2021
UNO. Cadenas de oración
El COVID ha logrado un milagro. La gente, la población, los ciudadanos de a pie, las familias que viven con sencillez, se han vuelto más religiosas. Cada una creyendo en su dios y en sus santitos y virgencitas.
Por ejemplo, por aquí cae un familiar contagiado suelen formarse cadenas de oración entre los católicos, evangélicos y protestantes.
Y ante la imposibilidad de estar cerca, las cadenas de oración son virtuales y todos al mismo tiempo, y a la misma hora, cada parte arrodillada, incluso, en su casa, ante su altarcito, rezando porque la persona infectada derrote a la muerte.
DOS. El Papa que rezaba 8 horas diarias
El whatsaap ocupado con las cadenas de oración. Todos segurísimos de que las oraciones se impondrán al coronavirus y que va ya en su Tercera Ola, la más atroz y estrujante.
En el caso de los católicos escuchan misa por televisión y hasta en el otro extremo del mundo y en el Vaticano.
Por aquí amanece y anoche y atardece y camina el mediodía, los amigos de la persona enferma en oración.
Emulan así al Papa Juan Pablo Segundo quien todos los días, hincado ante el altar en el Vaticano, rezaba ocho horas diarias.
TRES. El COVID ahí sigue
Por un lado, el miedo a la realidad real. Y por el otro, “el miedo al miedo” que el COVID ha dejado. Mejor dicho, arrastra aun, ahora cuando el rebrote ha sido canijo y hay días con más de doce mil, trece mil, catorce mil contagiados más.
Cada religión y cada ministro de los cultos y cada pastor con sus santitos clamando piedad y misericordia para que el bichito se vaya.
Pero como dice el viejito del rancho, está en chino.
CUATRO. Vivir rezando
La señora G. es una esclava del celular. Mejor dicho, de las redes sociales, los tuitazos y el whatsapp.
Se levanta y luego luego pendiente del cel. Sigue el día y con el cel. en la mano. La tarde, igual. El principio de la noche, igual.
Y un segundo antes de poner la cabeza en la almohada checando el cel.
Su mundo son las amigas. Y por lo general, las amigas todos los días enviando oraciones y párrafos de la biblia.
CINCO. Gran fraternidad
Se dirá que el COVID ha desarrollado un elevado sentido de solidaridad humana.
Todos echando montón al Ser Superior para que tenga piedad y misericordia por un enfermo del COVID.
Pero, bueno, cuando el mundo se continúa llenando de muertos por todos lados, la única esperanza es la fe.
La fe… irracional. La fe sin sustento. Y por eso mismo, la fe. La fe en el dios de cada quién en su religión.
SEIS. Regreso a clases presenciales
Y mientras las señoras están enlazadas en las cadenas de oración, López Obrador insiste que a finales del mes de agosto habrá regreso a clases presenciales… que porque ningún impedimento existe.
“Ta’güeno”.
Es la palabra del chamán, el jefe máximo, el mero mero, en “el país de un solo hombre”.
Y, bueno, si el presidente de la república así lo dispone y ordena, ni modo que los gobernadores de MORENA se opongan.
Acaso, quizá, los gobernadores opositores podrían reconsiderar las circunstancias para decidir entre la vida (siguiendo con las clases en Internet) y el riesgo de la muerte (con la vuelta al salón de clases).
Si así fuera, entonces, las cadenas de oración se multiplicarán todos los días y a todas horas para que ningún niño sea contagiado.