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Expediente 2017: Gina Domínguez, de la gloria al infierno

El Piñero

Luis Velázquez

 

Gina Domínguez Colio está presa. La primera vocera de Javier Duarte. La “vicegobernadora”. La que se miró secretaria General de Gobierno. A la que todos se le cuadraban. La presidenta de la Fundación Luis Donaldo Colosio.

La Yunicidad le levantó lo siguientes delitos. Abuso de autoridad (igual que Duarte). Incumplimiento de un deber legal. Y coalición para cometer uno o más delitos. Por lo pronto, un año de prisión preventiva. Que con Alberto Silva desviaron más de cuatro mil millones de pesos del erario.

Tiempo, incluso, del “terrorismo populista” como llamaba Lenin a una táctica de la táctica de la guerrilla en la Rusia zarista.

Los duartistas, aterrorizados. Todos los días, entre la incertidumbre y la zozobra. Temerosos de caer en el penal de Pacho Viejo. Sumidos. Callados. “Con el alma en un hilo”.

67 denuncias penales todavía pendientes en la Fiscalía.

300 carpetas de investigación en proceso.

De aquí a mediados del año entrante, cuando las seis elecciones en puerta, muchos más podrían, digamos, ser capturados.

Nada levantará más expectativa electoral para la Yunicidad azul. Un ex priista, persiguiendo a priistas.

En ningún momento, se afirma, “cacería de brujas”. Justicia se denomina ahora.

Recuento al día de hoy:

Presos 4 duartistas: Arturo Bermúdez Zurita, Mauricio Audirac y Francisco Valencia. Flavino Ríos, en prisión domiciliaria (igual, casi casi, que Elba Esther Gordillo).

Preso un líder campesino: César del Ángel, de los 400 Pueblos (aquel siguió al Yunes azul en la campaña electoral del año 2010).

Preso un líder sindical: Pascual Lagunes Ochoa, de TAMSA, 27 años en el trono imperial y faraónico (dos muertitos y veinte heridos).

Preso una vocera, reportera: María Georgina Domínguez Colio.

Un par de duartistas prófugos: Carlos Aguirre Morales (también fidelista) y Leonel Bustos.

Un ex gobernador preso: Javier Duarte, en la cárcel militar de Guatemala, donde le negaron un colchón y sigue durmiendo en una cama de piedra, oh mi Cuco Sánchez.

Todos, de la gloria al infierno. Del paraíso a la cárcel. Del esplendor y el resplandor de los días y años, a la peor pesadilla de sus vidas.

 

EL GENDARME DEL DUARTAZGO

 

Miguel Ángel Yunes Linares, el gendarme del duartazgo en el Golfo de México. El hombre fuerte.

Antiduartista. Antifidelista. Antialemanista. Antipriista. Antipejista. Antimorenista.

Yunes, el Huitzilopochtli… que da y quita. El político sin reposo “con el corazón ardiendo entre los hombres” como decía Vicente Huidobro. El peleador callejero, en lucha abierta, cuerpo a cuerpo, en contra, digamos, de los políticos corruptos, con todo y que él mismo tenga denuncias penales por enriquecimiento ilícito en la Procuraduría General de Justicia, interpuestas, oh paradoja, por otro acusado de lo mismo, como es Javier Duarte.

Sólo que ahora… el Yunes azul tiene “el látigo por la mano”, como antes Duarte, como antes Fidel Herrera Beltrán. Como antes, claro, en el Chirinato, él mismo.

La cárcel para Gina Domínguez estaba anunciada.

El vocero Elías Assad Danini lo reveló semanas, meses anteriores. Se integra, dijo, una denuncia penal en contra de Gina y en contra de Alberto Silva Ramos, el segundo y cuarto vocero de Duarte, quien, por cierto, circula invitaciones para su nueva boda, “muy quitado de la pena”.

Pero de ser así, caída Gina, nada fácil sería (digamos, sólo digamos) que Silva pudiera ser detenido a la salida de misa luego de su boda a oficiarse en Tuxpan, la tierra del ferozmente honesto, Jesús Reyes Heroles, para así, digamos, mayor impacto.

Con todo, Veracruz, cierto, el símbolo (una vez más) del poder centralizado. Con Duarte, lo fue, pero, entre otras cositas, para saquear el erario. Con Yunes, para aplicar la ley contra los excesos y abusos del poder.

Pero…¿es el Yunes que Veracruz necesita en la realidad social y económica que se vive y padece?

 

CADA VEZ MÁS FILOSA LA GUILLOTINA AZUL

 

Cierto, en materia de corrupción, el duartazgo “se puso de pechito” a la Yunicidad.

Pero desde el primero de diciembre del año anterior, el discurso es repetitivo. Que no hay dinero, por culpa de Duarte. Que no hay obra pública, por culpa de Duarte. Que hay inseguridad, por culpa de Duarte. Que 6 de cada diez habitantes están pobres y jodidos, por culpa de Duarte. Que hay migración a Estados Unidos, por culpa de Duarte. Que hay policías corruptos, por culpa de Duarte. Que los carteles y cartelitos son dueños del día y la noche, por culpa de Duarte.

León Trotsky lo escribió en “Historia de la revolución rusa”: “Una cosa es derribar el antiguo poder y otra distinta adueñarse del poder”.

Yunes, por ejemplo, se ha adueñado ya del poder político. El duartismo reducido a la peor calaña de corrupción en el país. De los 17 ex gobernadores en la mira, Javier Duarte (y los suyos), el peor.

Entonces, ¿cuándo iniciará la obra social, la obra educativa, la obra médica, la obra laboral, la obra de seguridad, la procuración de justicia?

Ninguna duda hay de que, por ejemplo, entre más duartistas presos, más arrugadas las elites priistas, y más expectativa electoral para el objetivo político de Yunes.

Pero… la calidad de vida del millón de indígenas y de los dos millones de campesinos y de los tres millones de obreros, que sigan esperando, pues el góber vive obsesionado con desmantelar por completo el poder priista luchando, digamos, contra la corrupción, todos aquellos que “ordeñaron la vaca” pública.

Por eso, Gina Domínguez duerme en el penal de Pacho Viejo, con un Yunes con la guillotina cada vez más filosa.

Al paso que va, su única obra social será encarcelar a los pillos y ladrones, igual, digamos, que José López Portillo que encarcelara a siete echeverristas, defendiera el peso “como un perro” y terminara viviendo con Sasha Montenegro, la sensual y fascinante artista más deseada de su tiempo en las películas de ficheras.

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