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Expediente 2017: Otro libro sobre Duarte

El Piñero

Luis Velázquez

Veracruz.- Ricardo Ravelo Galo ha publicado su libro número once. Se llama “Los incómodos. Los gobernadores que amenazan el futuro político del PRI”. Ellos, ligados, además de la corrupción, a los malandros. Javier Duarte en la lista negra.

Muchos reporteros y escritores han escrito y publicado libros sobre el México sórdido y siniestro del narcotráfico. Pepe Reveles, unos seis libros. Diego Osorno, unos cinco. Anabel Hernández, unos seis. Jesús Blancornelas, QEPD, director fundador del semanario “Zeta”, unos seis.

Ravelo, once en total. El decano de los periodistas retratando el peor mundo sombrío del país, si se considera que los carteles y cartelitos han corrompido a los políticos, desde gobernadores hasta presidentes municipales, y quizá, un poquito más arriba en la pirámide del poder.

De 1991 a 1996, Ravelo fue corresponsal de la revista Proceso en el estado de Veracruz. Y de 1996 al año 2012, reportero de tiempo completo de ese mismo medio, donde le asignaron la cobertura de la fuente policiaca, seguridad nacional y temas relacionados con la justicia, el narcotráfico y la delincuencia organizada en general.

Veinte años en las grandes ligas del periodismo.

Entonces, en el periodismo de investigación en que se fue entrenando acumuló un número insólito de expedientes oficiales sobre los malandros y su alianza con los políticos, de tal manera que en su departamento tiene dos habitaciones llenas de documentos, todos bien ordenados y que si alguna vez sirvieron para un reportaje estremecedor, ahora significan un gran punto de referencia para contar historias insólitas sobre la vida pública.

En Proceso trabajó al lado de don Julio Scherer García, el mejor periodista del mundo en el siglo pasado, a quien Carlos Fuentes Macías llamaba el Francisco Zarco del siglo XX.

Y, bueno, mucho, demasiado debió aprender, porque ahora él mismo está identificado como uno de los mejores, quizá el mejor trabajador de la información en la materia.

Y ni modo, si la vida está hecha de círculos que se abren y cierran, salió de Proceso a una nueva vida donde ha privilegiado el ejercicio de la libertad, la libertad total y absoluta.

Y nunca, jamás, se ha arrepentido,

Ahora, publica una columna semanal en el periódico digital, sin embargo, y vive para la literatura, el siguiente paso en la vida de un reportero.

 

EL TRUCULENTO JAVIER DUARTE

 

En “Los incómodos”, Ravelo incluye historias de los ex gobernadores de Tamaulipas, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández Flores, y de Quintana Roo, Roberto Borge, y del maestro de los tres anteriores, Javier Duarte, cuyo capítulo se intitula “El truculento”.

Todo, digamos, se ha publicado a Duarte. Pero la mirada sorprendente y alucinante de Ravelo pareciera describir a nuevo Duarte.

Parte de la analogía para documentar las tropelías del preso más famoso del Reclusorio Norte de la Ciudad de México, y en donde por lo regular están internadas personas enfermas del tinaco mental.

Por ejemplo:

Mientras en Veracruz se cometían cerca de ocho mil homicidios en el sexenio anterior, Duarte paseaba en Italia, Brasil, España, Inglaterra y Estados Unidos.

En tanto en Veracruz todos los días aparecían ejecutados, descabezados y descuartizados, Duarte vivía preocupado de bajar treinta kilos de su obeso cuerpo.

Mientras Duarte cooptaba y corrompía a la mitad del mundo y a la otra mitad, con Karime Macías compraba propiedades “como si fueran jeques árabes”.

En tanto Duarte pasaba las horas “viendo películas o series de Netflix”, sus asesores de lujo que ganaban un millón de pesos mensuales, Enrique Jackson y Pepe Murat le renunciaban “porque no se puede, no escucha, se le dice que haga una cosa y termina haciendo exactamente lo contrario”.

Mientras tan sólo en el año 2011 el Sistema Nacional de Seguridad Pública documentó 1,823 homicidios, Duarte se llevaba a medio centenar de invitados, “muchos de ellos amigos y socios de Karime Macías” a un viajecito turístico a Madrid, y cuando todos estaban en el avión les decía: “Están a bordo de la prosperidad”.

 

DUARTE VIVÍA UN MUNDO APARTE…

 

Y en tanto Tarek Abdalá, Édgar Spinoso y Adolfo Mota, los tres diputados federales ahora, saqueaban las cuentas federales y estatales, Duarte y Karime cantaban “Las mañanitas” con un mariachi llevado ex profeso de la Ciudad de México a España al príncipe Felipe de Borbón, que a la postre sería el rey Felipe VI.

Y mientras los desaparecidos se multiplicaban, Duarte asistió a los Juegos Olímpicos de Londres y le besaba el anillo al Sumo Pontífice y aplaudía al equipo mexicano de futbol en Brasil 2014, para luego continuar una gira por Florencia y Venecia, viajando con “las nanas de sus tres hijos”.

Dice Ravelo:

Duarte “vivía en un mundo aparte, entre viajes, compra de propiedades y negocios”.

El 13 de marzo de 2013, el senador Fernando Yunes Márquez fue el primero, incluso, antes que la Auditoría Superior de la Federación aunque con documentos oficiales de la ASF, en denunciar por la vía penal a Duarte ante la Procuraduría General de la República por el desvío de más de cinco mil millones de pesos correspondientes a la Cuenta Pública del año 2011, el primero de aquel sexenio fatídico de Veracruz, el peor en la historia local.

Sorprende y alucina la prosa de Ricardo Ravelo. Veracruz como “el gran agujero negro” que dejaran Javier Duarte, Karime Macías y los duartistas.

Fue, sin embargo, una lástima que Miguel Ángel Yunes Linares rechazara una entrevista en dos, tres sesiones con Ravelo para documentar más el libro “Los incómodos”, no obstante que de entrada lo garantizara.

Quizá, claro, deseó dar la exclusiva a su Fiscal para crear y crear la Fiscalía del resentimiento, el odio y la venganza y que si antes significó que uno de los prestanombres de Duarte y Karime, Moisés Mansur Cisneyros, se pusiera a llorar cuando le informara que encarcelaría a su esposa, el sábado 23 de diciembre también generara que Juan Antonio Nemi Dib, secretario de Salud de Duarte, se pusiera a llorar como un niño grandote una vez detenido y en su viaje de Atlixco, Puebla, al penal de Pacho Viejo.

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