Luis Velázquez
Veracruz.- Javier Duarte y Arturo Bermúdez tuvieron sus desaparecidos. Y su historia ya fue denunciada en la PGR. Incluso, por desaparición forzada, “delito de lesa humanidad”, como se sabe. Pero Miguel Ángel Yunes Linares también tiene sus desaparecidos. Lo dice el Colectivo por la Paz. Y lo dicen de forma drástica: “No les importa buscar a nuestros hijos. Primero está su porquería de política”.
Es la denuncia nueve meses y 4 días después de iniciado el llamado “gobierno del cambio”. En todo caso, un cambio al mejor estilo lampedusiano. Cambiar para seguir igual. O peor.
En cuatro semanas, por ejemplo, dice el Colectivo por la Paz, desaparecieron once personas. “Cifra que podría ser mayor”, pues nadie en la Fiscalía lleva la numeralia de la muerte, la incertidumbre y la zozobra.
“Estamos decepcionados… ante un gobierno mediocre. Estúpido. Sin sentimientos, porque no les importamos”, dijo una madre en Xalapa (La Jornada Veracruz, Norma Trujillo, 31 de agosto, 2017).
Una madre que, incluso, se desborda, porque llama “gobierno estúpido” a la yunicidad, y aun cuando, ni modo, digamos, ofende, más, mucho más lastimados están todos los padres de familia que siguen perdiendo a sus hijos, ya desaparecidos, ya asesinados, ya sepultados en fosas clandestinas.
Y aun así, la razón les asiste. Y les asiste porque, está claro, al bienio azul sólo interesan dos cosas. La primera, seguir encarcelando a duartistas pillos y ladrones, para así brincar a la segunda, como es el nepotismo. Desde el poder, heredar el poder a los hijos. Y más si se considera que José Murat Casab ya impuso a su hijo Alejandro de gobernador en Oaxaca y Enrique Peña Nieto a su primo Alfredo del Mazo en el estado de México.
Y Roberto Madrazo Pintado, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón, entre otros, se alistan para empujar a sus hijos al trono imperial y faraónico de Tabasco, Sonora y Yucatán.
En contraparte, crece, se multiplica, el dolor y el sufrimiento de los padres de Veracruz porque los desaparecidos siguen, además de que la impunidad domina la justicia por los desaparecidos en el sexenio anterior y que a la yunicidad le vale.
Lo peor de todo es el desdén del Fiscal Jorge Wínckler y el desprecio y el menosprecio del Fiscal Eduardo Coronel junior. “¿Cuál prisa si los desaparecidos… desaparecidos están?”.
¡Vaya soberbia!
“TAPAR EL SOL CON UN DEDO”
El Colectivo por la Paz hizo un retrato del sexenio anterior y del actual en Veracruz:
“Nos hemos topado con la negación, la indiferencia y con la irresponsabilidad para… presentar con vida a nuestros familiares o para reconocer los restos que los propios familiares han encontrado”.
Por eso, cuando en la campaña electoral de gobernador el año anterior trasladaron a Coatzacoalcos a una parte de los Colectivos para una reunión estelar con el candidato de la alianza PAN y PRD… fue un expreso y manifiesto show.
La misma patraña de cuando otorgaron la medalla Adolfo Ruiz Cortines en diciembre del 2016 a los Solecitos y Colectivos.
Y cuando nombraron a Eduardo Coronel junior como titular de la Fiscalía de los Desaparecidos, un chico, digamos, de dieces, en la facultad de Leyes, pero insensible, soberbio y petulante.
Y vaya error (porque nunca lo investigaron) de nombrar Fiscal en el sur de Veracruz a un abogado con malas amistades.
Y cuando la semana anterior designaron a otro Fiscal para atender, ajá, las investigaciones de desaparecidos en el sur, la región con Córdoba más flagelada, la yunicidad sólo pareciera estar tapando el sol con un dedo.
“Primero está su porquería de política” dice el Colectivo por la Paz.
SÓLO RESTA ENCOMENDARSE A DIOS
En el sur, por ejemplo, hay más de cuarenta desaparecidos que son buscados, y sin ningún resultado, desde el año 2014, y cuyos expedientes son ventilados en la Fiscalía Regional de Justicia, según dice la coordinadora del colectivo “Madres en búsqueda”, Belem González Medrano.
Y en el norte de Veracruz, otra de las demarcaciones más flageadas, alrededor de cuatro mil personas han sido víctimas de desaparición forzada, claro, desde el duartazgo, según afirma el activista Oscar Espino, miembro del colectivo “En búsqueda de María Herrera”.
Hay desaparecidos de entonces. Hay desaparecidos “de hace unas semanas”, dice.
La madre de un joven desaparecido en Poza Rica hace tres semanas, dice:
“Cada día estamos peor. Sólo nos queda encomendarnos a Dios, pues no sabemos en qué momento nos puede pasar” (La Jornada, 31 de agosto).
Es el retrato atroz, cruel y descarnado de la procuración de justicia en el bienio azul.
Nadie como las madres de los desaparecidos para resumir el estilo personal de gobernar y ejercer el poder hoy:
“Hemos tenido que soportar a funcionarios ensimismados, soberbios y sordos a nuestras exigencias”.
Y es que en el relato bíblico se describe, con hechos, anécdotas y episodios históricos, que la soberbia es el peor mal del hombre, y más, mucho más, cuando está encumbrado en la cima del poder en que llega a sentirse “el ombligo del mundo”, actúa como perdona-vidas y se cree infalible.
