Luis Velázquez
Veracruz.- Nadie lo dijo y pocos lo sabían. Pepe Yunes Zorrilla, el candidato del PRI y PVEM a la gubernatura, perdió la elección, entre otras cositas, porque el CEN fue totalmente tacaño.
Y más, si se considera como decían Sartori y Carlos Hank González, que los comicios se ganan con el dinero por delante.
Ya, para movilizar gente. Ya, para comprar votos. Ya, para aceitar la maquinaria electoral. Ya, para suscribir convenios con los medios. Ya, para pegar propaganda y pintar bardas. Y regalar camisetas y gorras. Y despensas.
De acuerdo con las versiones, hacia la penúltima semana de la campaña, el candidato buscaba el pago de cincuenta millones de pesos que le habían ofrecido y ni un centavo le habían transferido.
Incluso, hubo semanas cuando de plano se trasladó a la Ciudad de México para tocar puertas y todas cerradas.
De hecho y derecho lo habrían dejado solo.
Y sin recursos y con el Factor Duarte encima, y con la tendencia de las encuestas a favor de los candidatos de MORENA y el PAN, y con la deserción de parte de las elites, el candidato tricolor descarriló por completo.
EL BILLETE POR DELANTE
Hay quienes en la cancha priista aseguran que la falta de liquidez, la llave cerrada de la secretaría de Finanzas y Planeación en manos panistas, el desencanto se fue multiplicando, pues desde su nacimiento en 1929 con Plutarco Elías Calles, la familia priista se acostumbró a hacer política con el billete por delante.
En la víspera de otras campañas, por ejemplo, el dinero corría por todos lados de norte a sur y de este a oeste, además de para comprar votos, para el traslado de los ciudadanos con credencial de elector en el día de las urnas.
Es más: en el siglo pasado, el domingo electoral los priistas solían iniciar la jornada cívica con un desayuno multitudinario mientras afuera del restaurante cientos, miles de taxistas estaban en fila india esperando a los electores para trasladarlos a su urna correspondiente.
“La aplanadora” llamaban al operativo aquel para ganar “de todas todas”.
Era, fue, el partido invencible.
Pero ahora desde el altiplano dejaron solo a Pepe Yunes.
Incluso, en su momento y oportunidad planteó la circunstancia a su amigo, el candidato presidencial, José Antonio Meade, y ni así hubo respuesta.
TRAGEDIA JAMÁS IMAGINADA
El peor de los mundos fue el siguiente:
Entre las elites rojas hay la versión de que el Peñismo financió con recursos extras al gobernador Yunes para anunciar y comenzar una obra pública sin precedente y reposicionarse así, considerando que la candidatura de su primogénito era un plebiscito.
Ganaba el hijo, ganaba el padre. Perdía el hijo, perdía el padre.
El objetivo, según la tónica tricolor, era levantar al candidato panista para derrotar al candidato de AMLO y MORENA.
Es más, la siguiente versión significó, pudo significar, una goliza en el sentido de que los priistas votarían por Miguel Ángel Yunes Márquez para gobernador y por José Antonio Meade para presidente.
Una tercera versión, sin embargo, corrió en aquellos días, la siguiente:
Sin recursos para movilizarse, los priistas votarían por el candidato de AMLO a gobernador porque si ganaba era una forma de vengarse de la yunicidad.
Pasiones encontradas y desbocadas que siempre, no obstante, suelen darse en tiempo electoral, pero si son mentiras o verdades, medias mentiras o medias verdades, impactan en el corazón social y causan estragos.
El resultado del OPLE lo confirmaría:
Cuitláhuac García Jiménez obtuvo un millón 665 mil 824 votos en las urnas y Pepe Yunes apenas, apenitas, 528 mil 204.
Una goliza jamás imaginada, pues aun cuando las elites priistas pensaban en una derrota anunciada, nunca vislumbraron la dimensión de la tragedia circular.
DESPOJADOS DE LA ESPERANZA
En la Ciudad de México, el senador Héctor Yunes Landa organizó una comida de su “Alianza Generacional” (unos cien trasladados de Veracruz) y en donde el presidente del CEN del PRI, René Juárez Cisneros le dio las gracias por jugarse el destino al lado de Pepe Yunes, cuando las versiones indican que en realidad se la jugaron por AMLO y Cuitláhuac.
Y es que nadie más interesado en derrotar al primogénito de Miguel Ángel Yunes Linares más que Héctor Yunes.
De ser cierto, poco entonces le interesaba la resurrección de Pepe Yunes, quien se mantuviera en el transcurso de la jornada cívica en el tercer lugar de la preferencia.
Además, Yunes Landa ya estaba amarrado con su diputación federal pluri para brincar del Senado a la Cámara Baja.
Allá Pepe y los suyos que fueron despojados de toda la esperanza social y política.
RESUCITAR AL PRI EN VERACRUZ
Después del primero de julio, las cosas para el PRI quedaron huracanadas.
Por ejemplo, se asegura que el edificio del PRI nacional está embargado porque arrastran una deuda de quinientos millones de pesos con los bancos.
Y si el presidente Enrique Peña Nieto ya cerró la llave corren el riesgo de quedarse sin la sede nacional.
Y más, cuando en la cancha priista una parte de las elites se ha sublevado en su contra con el ex gobernador de Oaxaca al frente, Ulises Ruiz, para quitar al grupo Atlacomulco, del estado de México, el control del partido.
Y, bueno, si así está el CEN, ya podrá la militancia tricolor imaginar el estado de cosas en el PRI jarocho.
Por lo pronto, Héctor Yunes busca con lupa al sustituto de Américo Zúñiga Martínez, pero según parece nadie le quiere entrar pues significa resucitar cadáveres y esa virtud sólo la tenían Jesús y sus apóstoles, menos Judas, el traidor más famoso en la historia de la humanidad.
