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Expediente 2018: El dueño del balón

El Piñero

 

Luis Velázquez

29 de enero de 2018

 

Cualquier estrategia es buena para el gobernador Yunes atrás del único objetivo de su vida como es ganar la gubernatura de seis años.

Por ejemplo, las siguientes:

Uno. La cárcel para los políticos pillos y ladrones. Trece que tiene durmiendo en cama de piedra. Javier Duarte en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México y doce que han estado y están en el penal de Pacho Viejo. Dos de ellos, en arraigo domiciliario. Flavino Ríos Alvarado, el góber de 40 días, y César del Ángel, en arraigo hospitalario (de hospital, claro).

Dos. El terrorismo. Terrorismo de Estado. El góber, dueño del balón. Que nadie se mueva, ni menos, por más osado y temerario que sea, para la operación electoral a favor del candidato priista. Un montón de duartistas azorrillados. Unos, amparados. Otros prófugos de la justicia. Otros más, trescientos quince, con denuncias penales en la Fiscalía.

Tres. La represión. Ninguna marcha, ninguna protesta en las calles y avenidas, poblados y carreteras. Veracruz, proyectado como un estado pacífico, en medio, claro, del tsunami de la violencia. Topacio, la dirigente de colonias populares en Xalapa, la primera en lanzarse a una manifestación, presa en Pacho Viejo. Otros más que fueron, levantados a base del operativo policiaco, entre ellos, hasta los perredistas de Soledad Atzompa, con anuencia del secretario General de Gobierno.

 

EL GRAN JEFE

 

Cuatro. La entrega de 600 mil despensas a los pobres y “a los pobres entre los pobres” que así llaman a las familias en estado de miseria. Pobreza extrema le llaman las conciencias VIP. Nada tan efectivo como medrar con el hambre. Fue práctica priista, Es práctica panista.

Cinco. Todo el aparato gubernamental al servicio del primero de julio. Tal cual, la gran lección del viejo PRI. El gobernador Yunes, 26 años priista. Alumno de dieces en dicha escuela.

Seis. La cartilla leída a los insumisos. El ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, enviando calambres a los ex presidentes municipales. 125, detectados con irregularidades. Exedil que se mueva a favor de la oposición, el ORFIS le caerá. Y más, con un titular, Antonio Lorenzo Portilla Vázquez, transfigurado en panista.

Siete. El desafuero como amenaza electrizante. Además, del bombardeo político y mediático a ediles canijos. El fuego cruzado con los alcaldes de MORENA, por ejemplo, y que por extensión petrifica a los ediles de otros partidos.

Ocho. El pacto con Dante Delgado Rannauro, el líder máximo del Movimiento Ciudadano. Doce candidaturas a diputados locales y federales (por lo pronto) a cambio de que el MC aceptara la candidatura del hijo a gobernador.

 

CALAMBRES POR TODOS LADOS

 

Nueve. Yunes, seductor de la patria y de Veracruz, ha seducido a un montón de duartistas y priistas. Incluso, de MORENA. Unos casos: Regina Vázquez Saut, Basilio Picazo, Ricardo García Guzmán, Érick Lagos, Jorge Carvallo, Juan Manuel del Castillo, Vicente Benítez, Gabriel Deantes Ramos, Marcos Theurel Cotero, Sebastián Reyes, Eva cadenas y Míriam Judith González Sheridan.

Diez. Presiones en el altiplano. “Voy por Karime Macías”. Y aun cuando se está tardando demasiado, lo importante es el calambre, la tensión, la presión, la intimidación.

Once. La guerra sistemática a Andrés Manuel López Obrador. “Tengo la ficha negra de AMLO”, dijo. Tiempo antes también dijo: “Estremeceré a México”. Habría estremecido, y en corto, digamos, a Los Pinos. Y si así fue, suficiente para su objetivo. El viernes 26 boletinó audiencia con Enrique Peña Nieto. Me fue de maravilla, dijo.

Doce. La Fiscalía del resentimiento, el odio y la venganza.

Trece. Cambios y enroques en la administración pública. Sus magistrados del Tribunal Superior de Justicia para lo que, incluso, jubiló a quince. Sus magistrados en el Tribunal Administrativo. Sus magistrados electorales. Todo, atrás del sueño monárquico.

Catorce. Lavarse las manos en el caso de los carteles y cartelitos. Echar la pelota a Enrique Peña Nieto. Lo ha dicho el primogénito en precampaña electoral.

 

LA BATALLA ESTELAR

 

Quince. Yunes enfrenta la batalla más importante de su vida. Y en la estrategia nadie queda fuera. Demandaré, dijo, a El Universal, cuando la nota sobre el reloj de 6 millones de casos y que, todo indica, es un regalo de los Chedraui por concesión en la secretaría de Educación y otras dependencias. En El Universal, siguen esperando.

Dieciseis. La carta de nueve gobernadores panistas, entre ellos, el de Veracruz, en contra de Ricardo Anaya como presidente del CEN del PAN, oponiéndose al llamado Frente por México. Una carta que habría sido el segundo capítulo de su destape presidencial lanzado por los presidentes del CDE del PAN y PRD. Presionar. Mostrar el puño y el músculo, para, entre otras cositas, negociar. Miguel Ángel Yunes Márquez, dijo Pepe Mancha, “es la única carta fuerte” para la nominación a gobernador.

Diecisiete. Todos los caminos electorales están controlados. Giras en el interior de Veracruz, anuncio de obra pública (ojo, con dinero federal), entrega de 600 mil despensas, rescate inmediato de las personas secuestradas que sean pudientes o notorias, concesiones a políticos con candidaturas a diputados locales y federales.

 

QUIETAS LAS AGUAS

 

Dieciocho. La reelección de los diputados locales que garanticen el voto a favor del primogénito.

Diecinueve. El archivo de temas candentes para mantener quietas las aguas. El aborto, el matrimonio gay, la adopción de hijos por parte de parejas de la diversidad sexual. Tal cual, asegurar, por ejemplo, la simpatía de la iglesia y el voto azul en el confesionario.

Veinte. El apapacho a las ONG de familias de desaparecidos. Tema espinoso, los derechos humanos. Incluso, aprovechando al elbista Roberto Campa Cifrián, subsecretario de Gobernación, para dar largas a los Solecitos y Colectivos.

Veintiuno. Nadie que ensombrezca al gobernador en su feudo, Boca del Río. El excacique, Ramón Ferrari Pardiño, prófugo. Su primo hermano, Alfredo Ferrari Saavedra, con bajísimo perfil, exiliado en la Ciudad de México. Alejandro Contreras, operador de Ferrari y de Arturo Bermúdez, “con el alma en un hilo”. Hugo Parroquín, escribiendo las memorias de su pueblo cuenqueño. Armando López Rosado, declinando operación priista, entusiasmado que estaba.

Veintidós. Figuras simbólicas, en el carril azul. El último ejemplo, el abrazo con el líder ferrocarrilero desde hace más de veinte años, Víctor Flores Morales, recién rejuvenecido. Cierto, ambos fueron compañeros diputados federales en dos ocasiones. Pero Flores es un político pragmático y si le conviene pactar con el diablo, pacta, así traicione a su mentor, Jorge Peralta Vargas.

 

NADIE ARRIESGA PRIVILEGIOS

 

Veintitrés. Y en contraparte, otra figura icónica, César del Ángel, el líder de los 400 Pueblos, humillándose y solicitando el perdón en cartita pública.

Veinticuatro. Doblegados también líderes sindicales y de colonias populares. Nadie desea perder sus privilegios. París bien vale muchas misas. Y concelebradas.

Veinticinco. En todas las elecciones del mundo hay compra de votos. Tanto desde el Estado como desde los partidos opositores. Y Veracruz nunca ha sido una ínsula aislada del contexto global.

Veintiséis. “Es más fácil encontrar un refrigerador en el Polo Norte” (Eric Nepomuceno) que un prisita bragado enfrentando al gobernador Yunes, a excepción, claro, de Pepe Yunes Zorrilla, Héctor Yunes Landa y Américo Zúñiga. Por eso, incluso, tantos traidores.

 

NAUFRAGIO DE LA ESPERANZA

 

El PRI, en su más catastrófica derrota en menos de un año (tres consecutivas) parece estar en el naufragio de la esperanza.

Y más, ante un gobernador soñando con el nepotismo (monarquía le llama AMLO) para convertirse en el antecedente nacional luego de Plutarco Elías Calles que heredara el poder político a dos de sus hijos.

Un gobernador que sueña con montarse en el gobierno federal si Ricardo Anaya ganara la presidencia de la república.

Un gobernador soñando con la herencia faraónica del poder hasta el año 2030, considerando que Fernando Yunes Márquez sucedería al hermano en el año 2024.

Y que antes soñó con la candidatura presidencial, de igual modo como también Fidel Herrera Beltrán en el año 2012, intentando descarrilar a Enrique Peña Nieto.

La estrategia de Miguel Ángel Yunes Linares va caminando. Allá el PRI y MORENA “si se dejan comer el mandado”.

 

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