Luis Velázquez
Veracruz.- A estas alturas, Joaquín Guzmán Avilés, “El chapito”, se habrá convencido de una realidad: el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares nunca, jamás, estuvo de su lado para la elección del presidente del CDE del PAN. Toda la batería yunista para la reelección de Pepe Mancha.
Con todo y tantos favores políticos que el cacique de Tantoyuca le ha dispensado al Yunes azul en su biografía panista.
Y aun cuando como dicen unos “Manchistas” que Guzmán Avilés ha recibido mucho del PAN (los cargos públicos para él y su familia, alcaldes y diputados locales y federales y hasta una senaduría), la realidad es que “El chapito” tiene su capital político propio, y es autónomo e independiente a las tribus azules.
Quizá, y en su cualidad y atributo está su pecado, pues como dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica, el político encumbrado busca siempre lealtades y sumisiones, y cuando de pronto se topa con un político con fuerza propia en automático se vuelve su enemigo.
Es, sería, el caso.
Mientras, Guzmán Avilés con sus huestes siguen tomando las oficinas del CDE del PAN, donde guardan las boletas electorales, la impugnación de la semana anterior continúa su camino.
Pronto, quizá, la instancia interna del PAN dará su dictamen.
Luego, pasará a la Comisión Nacional de Elecciones, a cargo, por ahora, de Cecilia Romero, una panista que de igual modo como Agustín Basilio en Veracruz y como el dinosaurio de Tito Monterroso, toda su vida ha estado ahí, con luz propia.
Y si el dictamen es contra Guzmán Avilés, se irá, digamos, al Tribunal Federal Electoral, argumentando, primero, la elección del Estado yunista, y segundo, el fraude.
El mismo desaseo en el PRI que tanto en otro tiempo criticaran los panistas ahora lo están denunciando en el CDE del PAN Veracruz.
“Nosotros, los de entonces, escribió Pablo Neruda y a propósito de cositas del amor, ya no somos los mismos”.
“LA GUBERNATURA VALE MÁS QUE MUCHAS CURULES”
Desde un principio estaba cantado que los Yunes azules estaban con Pepe Mancha.
Las primeras señales fueron cuando, por ejemplo, su compañía constructora fue distinguida con obra pública por dedazo del entonces secretario de Infraestructura, senador actual, Julen Rementería del Puerto.
Luego, cuando Julen “tiró su espada en prenda” en nombre de Pepe Mancha y lo desmanchó.
Después cuando un primo fue impuesto como alcalde de Tuxpan.
Y cuando su chofer (sí, señores, su chofer) fue impuesto como regidor en el Ayuntamiento de Coatepec.
Luego, vendría la otra concesión en la LXIV Legislatura con el subsidio millonario para su portal digital registrado para efectos contables a nombre de su señora madre.
Entonces, llegó la expresión estelar de sus ángeles de la guarda con la imposición de su esposa como diputada local pluri.
En aquellos días, algunos panistas le preguntaron las razones de tanta deferencia al PRD, por ejemplo, cuando el secretario General de Gobierno, el perredista Rogelio Franco Castán, impuso a su secretaria administrativa como candidata del PAN a diputada federal por el distrito de Xalapa y que, bueno, semanas después perdiera en las urnas.
La respuesta de Pepe Mancha fue la siguiente:
“La gubernatura vale más que muchas curules”.
Se refería a su declaración de que Miguel Ángel Yunes Márquez era “la única carta fuerte” del PAN y PRD y Movimiento Ciudadano para la candidatura a gobernador y que también perdiera.
Se trataba, entonces, de un cambalache que Pepe Mancha como presidente del CDE del PAN toleraba y permitía porque al mismo tiempo, él mismo se beneficiaba.
Y más, si se recuerda que en las candidaturas a diputados locales y federales hubo tantas concesiones de Mancha al PRD y Movimiento Ciudadano que la militancia y las elites azules se encabritaron.
EL NEGOCIO DEL CDE DEL PAN
Desde aquellos días electorales, Mancha refería el mismo estribillo cuando le preguntaban si aspiraba a un cargo público con Yunes Márquez de gobernador.
“Yo, contestaba, prefiero seguir de presidente en el partido”.
Sabía, claro, su negocio.
Se lo había enseñado su ex amigo y ex maestro y ex jefe, Víctor Serralde, cuando entre ambos formaron una constructora para encargarse de los Pisos Firmes en el sexenio de Felipe Calderón
Hinojosa y que les otorgara Abel Cuevas como delegado federal de la secretaría de Desarrollo Social.
Y, sin embargo, y por más que en su momento los amigos le hicieron ver a “El chapito” que los dados estaban cargados a favor de Pepe Mancha, nunca lo quiso aceptar.
Es más, ahora cuando la impugnación va caminando, una parte de las elites azules están seguras de que será difícil, a la altura de un milagro, que con todo y la Comisión Nacional de Elecciones y el Tribunal Federal Electoral, pudiera quedarse con la presidencia del CDE en Veracruz.
Y más, por lo siguiente:
Marko Cortés, gente del ex candidato presidencial, Ricardo Anaya, ganó la presidencia del CEN, y en el equipo estará con una cartera Miguel Ángel Yunes Márquez.
Y desde el altiplano meterán mano para que Pepe Mancha quede reelecto.
Y más, si la impugnación carece de elementos fuertes y probatorios, sustentados en hechos comprobables… por más y más cacayacas que le estén lanzado con la toma del edificio del CDE del PAN y en las redes sociales y en las páginas mediáticas.
Lo dice el viejito del pueblo:
En política, gana más el militante que se tira al piso del jefe máximo que el más capaz y con más méritos y con un capital político propio.
Y si alguna duda tuviera “El chapito” habría de mirarse en el espejo del morenista Amado Cruz Malpica que teniendo todo de hecho y derecho se quedó sin nada en la LXV Legislatura, pues el góber electo está demasiado celoso de su trayectoria política y su biografía social, además, celoso de su amistad con AMLO, el presidente electo.
