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Expediente 2018: Pacto AMLO/Peña Nieto

El Piñero

 

Luis Velázquez

02 de junio de 2018

 

El politólogo Carlos Ronzón Verónica, maestro en Ciencias Políticas de la Complutense, doctor en Sociología por la Universidad Autónoma de Puebla, mira el siguiente paisaje político:

Uno. El presidente Enrique Peña Nieto y AMLO ya se han reunido. Los Pinos dan como un hecho el triunfo en las urnas del tabasqueño. La civilidad se ha impuesto. La transición pacífica.

Dos. Tan es así que el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, está a morir, con todo, con AMLO. Su gente puliendo y volviendo a pulir, amacizando mejor dicho, la victoria de AMLO en el sur/sureste de la nación.

Tres. Desde hace un ratito, AMLO ha bajado y mucho el bombardeo a Peña Nieto. Solo de vez en vez, por ahí, como para desperdigar. Pero que “nadie se haga bolas”. Entre Peña Nieto y AMLO hay ejes rectores.

Cuatro. AMLO también le ha bajado a su rafagueo en contra de José Antonio Meade. Más que civilidad, hay tolerancia. Prudencia. Mesura. Y al mismo tiempo, digamos, misericordia.

Cinco. En contraparte, AMLO sigue bombardeando a la llamada “mafia en el poder”, encabezada, entre otros, por Carlos Salinas, Vicente Fox y Diego Fernández de Cevallos.

Seis. De igual manera, el rafagueo del tabasqueño a una parte de empresarias, sucursal de “la mafia en el poder”. Entre ellos, a Claudio X. González hijo, dueño de la fábrica Kimberly Clark, con sede en Orizaba, y en donde, por cierto, los robots pretenden sustituir el trabajo del hombre.

 

CASCADA PRIISTA POR AMLO

 

Siete. El bombardeo de AMLO al ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, por imponer a su esposa de candidata del PAN a la silla embrujada del palacio, y en contra de Miguel Ángel Yunes Linares, de Veracruz, por entronizar a su hijo, el primogénito, como candidato al trono imperial y faraónico, sigue, implacable.

Incluso, AMLO ha llegado a la locura de defender a Javier Duarte y Karime Macías, luego del anuncio yunista de la orden de aprehensión de la esposa del ex gobernador preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.

Ocho. Nada fácil sería que pronto, antes de terminar la campaña electoral, otros gobernadores priistas se pronuncien por AMLO, considerando que Peña Nieto ya ha tendido puentes reconociéndolo como el puntero inderrotable.

Nueve. La fuerza social y popular de AMLO se calibra por lo siguiente dice Ronzón:

Muchas dudas hay de que a los caciques regionales y locales del país y los perpetuos dirigentes sindicales (Pemex, Ferrocarriles, Comisión Federal de Electricidad, Snte, etcétera) les alcance para entronizar a los candidatos del PRI a Los Pinos y a las 9 gubernaturas en disputa, entre ellos, Veracruz.

La gente, la población electoral, los ciudadanos, las familias, sobre todo de la clase media (donde suele darse la más sistemática sublevación civil) están hartos de la estrechez económica que viven y padecen.

AMLO, dieciocho años en campaña electoral, ha levantado una gran expectativa, incluso, una esperanza sólida, la posibilidad de que el país cambie y cambie para bien de la mayoría, pues al momento, luego de 80 años de hegemonía priista y doce años de panismo en Los Pinos, solo “una minoría rapaz” se ha beneficiado.

Además, claro, de la corrupción política de los gobernadores en turno y que como en el caso de Veracruz, con Javier Duarte y Karime Macías creó y recreó lo que el historiador Enrique Krauze llama “la mayor repugnancia”.

 

“ESTE ARROZ YA SE COCIÓ”

 

Ronzón lee su bolita de cristal y dice que el PRI perderá ocho de las nueve candidaturas a gobernador y acaso solo ganaría en Yucatán.

Y lo peor, que además de ganar Los Pinos, AMLO también se quedaría con la mayoría en las Cámaras de Diputados y Senadores.

Sería, entonces, la peor derrota del partido tricolor, y desde luego, el hundimiento panista con Ricardo Anaya de candidato, quien luego de la denuncia penal en la Procuraduría General de la República, PGR, quedó descarrilado, sin ninguna autoridad moral.

Lo más indicativo de todo, dice el profe, son los puentes tendidos entre Peña Nieto y AMLO, lo que significa, como le ha dado a “El peje” en decir, que “este arroz ya se coció”.

Más todavía:

En una parte de las elites priistas de Veracruz aseguran que mil veces preferible que Cuitláhuac García Jiménez, el candidato de AMLO, gane la gubernatura que el candidato del PAN, PRD y MC, pues, y como dijera Heráclito, “el carácter de un hombre marca su destino”, y “El Chiquis” vive una turbulencia emocional de riesgos imprevisibles.

 

PROFECÍA DE UN MAESTRO

 

Es la profecía de Carlos Ronzón, quien, por cierto, durante muchos años fuera operador político de Roberto Madrazo Pintado como presidente del CEN del PRI y recorriera el país en misiones imposibles con resultado positivo.

Es la mirada de un politólogo que ha conocido “el monstruo (priista) por dentro”, pero también, a la oposición, pues en otra parte de su vida, por ejemplo, trabajó en un gobierno panista.

Pero además, el cabildeo sistemático que tiene entre las huestes de Morena, a quienes suele poner el termómetro social.

Y al mismo tiempo, y aun cuando como resultara lógico fue hechizado por unos y otros siempre mantuvo la distancia crítica para salir del embrujo y evidenciar a las tribus en el poder efímero.

Y más ahora, cuando luego de zambullirse en las aguas profundas de los partidos políticos y los políticos conserva la independencia y la autonomía, lejos de los Príncipes en el poder.

Viajó al infierno, pero a tiempo se deslindó de los jefes tribales, el 99 por ciento, mesiánicos que se creen y sienten.

 

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