Connect with us

Fue la reforma energética; pero, a ultranza, pretenden negarlo

Betillo Carmona

 

VICENTE BELLO/ TREN PARLAMENTARIO

México, 5 de enero de 2017.-Tres frases históricamente escandalosas barbotaron ayer de los labios del presidente  Enrique Peña Nieto, a propósito de este mega gasolinazo, tan rezumante de barbarie y ensañamiento contra toda la población: 1: Apelo a la comprensión de la sociedad”; 2: “El ajuste de precio de las gasolinas no es resultado ni de la reforma energética ni de la hacendaria, ni se debe tampoco a un incremento a los impuestos; esta medida refleja, más bien, el aumento en los precios internacionales de la gasolina”, y 3: “…Y es por ello que todos debemos asumir el reto de este ajuste para seguir adelante”.

Peña Nieto, el 4 de enero de 2017, retomó, en lo más alto, la bandera negra de la mentira y el cinismo que ya enarbolaba José Antonio Meade, secretario de Hacienda, y el oficialismo en pleno, desde el día en que se anunció el mega gasolinazo, el 28 de diciembre reciente: que el aumento del precio a las gasolinas (y a la luz y al gas) “no tiene como raíz la reforma energética, sino los precios internacionales de gasolinas”…

A toda costa, a ultranza, el gobierno de Peña pretendía librar de la quemazón –y en esto también estaban los panistas- a la reforma energética.

En tanto que Peña Nieto, el PRI y el PAN han comenzado a jurar que en este aumento del precio de los combustibles, cargado de sadismo contra la población, nada tiene que ver la reforma energética, que aprobaron en el Congreso en agosto de 2014, los opositores también bifurcaban sus respuestas.

Los diputados de Morena se enseñoreaban: fueron los únicos que advirtieron desde un principio con contundencia que, entrando enero, las gasolinas se irían virtualmente a las nubes por causa de la fallida reforma energética.

Ayer pretendió seguirlos el PRD,  a través de voces como la de Miguel Barbosa, líder de la bancada perredista en el Senado, quien ha reconocido que fue “un error” que los perredistas se sumaran en octubre pasado al carro del PRI y PAN para la aprobación del presupuesto 2017, en las leyes donde autorizaron los gasolinazos para este año incipiente.

El 20 de octubre de 2016, durante la aprobación de la Ley de Ingresos, los diputados del PRI, PAN, PRD, Pvem, Panal y Pes, mandataron que fuese incorporado a los precios de las gasolinas y el diesel a partir del 1 de enero de 2017,  el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) en un 37.6 por ciento.

A partir de hace cinco días, el precio de las gasolinas no sólo incluye el IVA; también el IEPS, a su vez calculado a partir de la suma del precio y el IVA juntos, lo que ha arrojado un aumento de más del 20 por ciento.

Pero esa reforma a la Ley de Ingresos tuvo un antecedente: la modificación de la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos, por los mismos, dos días antes: el 18 de octubre.

Ese día, los diputados de Morena –y, en lo individual, una docena de perredistas- acusaron a Peña Nieto y a sus partidos que una reforma a la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos pretendía tres cosas: 1: perdonar –vía deducibilidad- a las compañías petroleras extranjeras recién llegadas al país impuestos hasta por el 60 por ciento; 2: a Pemex, sólo le permitirían deducibilidades por 6.2 por ciento; y 3: este hoyo en los ingresos ante el perdón fiscal para las petroleras tendría que ser cubierto con el aumento del precio de las gasolinas, no sólo incorporándoles el IEPS sino también ir subiendo el precio neto, hasta el grado de esperar un aumento durante 2017 que podría llegar a los 25 pesos el litro de gasolina.

Si los ingresos por la vía de las gasolinas, durante 2015, había sido del monto de los 30 mil millones de pesos; para el 2017 -según la Ley de Ingresos aprobada por el PRI, PAN, PRD, Pvem, Pes y Panal, en octubre pasado-, fue proyectada una recaudación por este concepto de 180 mil millones de pesos.

Y en esas está el gobierno, para lo cual ya comenzó el primer ajuste de tuercas, ha dicho ayer el senador de Morena Mario Delgado. Y advertía: “el gobierno tiene preparado otros dos gasolinazos el 4 y 11 de febrero próximo, y a partir del día 18 de ese mes, “gasolinazos todos los días”.

PRI y PAN, necios, justificaban: es el precio internacional del petróleo el que obligará a subir el precio de las gasolinas. Pero diputados como Vidal Llerenas, de Morena, decían que esta deducibilidad era reconocer tácitamente que la reforma energética no funcionó. El gobierno de Peña Nieto necesitaba granjearse con los recién llegados, para que quisieran no sólo invertir en extracción de crudo, sino también en la venta de gasolinas, negocio al que han estado reacios.

Para ello, el gobierno tenía que, Uno, ampliarles el margen de utilidad en la venta de las gasolinas, y, dos, perdonarles más impuestos a las trasnacionales, a través de la deducibilidad, lo que equivaldría en la creación de un régimen especial para las trasnacionales, cuyos costos debería pagar el consumidor de las gasolinas.

Así, Peña mataba dos pájaros de un tiro: por un lado queda bien con las trasnacionales que vienen, ampliándoles el margen de ganancia de los dos negocios: el de extracción y el de venta de gasolinas vía importación directa; y, el segundo, ampliando los ingresos hacendarios a través del IVA y el IEPS.

La crueldad con que Enrique Peña Nieto ha afectado a toda la población no tiene precedente. Veremos.

 

Comentarios

Comentarios

Comentarios

Entradas Relacionadas