Redacción El Piñero | Corresponsalía
El mandatario de Puebla, Luis Miguel Barbosa tal parece que actúa a la viaja usanza de los capos Moreno Valle, Diodoro Carrasco, Javier Duarte y Ulises Ruíz, siendo un antítesis del fundador de Morena y presidente del país, López Obrador.
Y es que, según se divierte en una columna de Mario Maldonado, publicada en el diario El Universal, titulado “Barbosa, la CNDH y la ruptura con la 4T”, el mandatario tiene la intención de entregar el estado a un candidato del PAN en próximos años.
El artículo inicia mencionando que “Al gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa, le han enviado varios mensajes de la Federación a través de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la cual, en menos de un mes, le ha emitido dos muy duras y embarazosas recomendaciones”.
Una de esas recomendaciones señalan a Barbosa “de cometer violaciones graves a los derechos humanos, mismas que son objeto de recomendaciones, más aún cuando se defienden los colores de Morena, el partido que ha postulado a la presidenta de la Comisión” CNDH.
La recomendación con folio 75/2021, indica que “el gobernador violó los derechos humanos, la seguridad jurídica, la legalidad, la imagen pública, el principio de presunción de inocencia, la dignidad y la privacidad de Jorge Aguilar Chedraui, otrora secretario de Salud del gobierno poblano.”
En la segunda recomendación la Comisión “le pide respetar la actividad periodística, así como garantizar el pleno ejercicio de los derechos a la libertad de expresión, de prensa y acceso a la información, en especial ante el escenario de violencia que se vive en el país”, luego de la reprimenda y hostigamiento con los medios e-consulta y El Popular, se menciona en el artículo, por lo que se indica que la CNDH le advierte a Barbosa que se mantendrá vigilante de sus acciones, para echar a andar, en caso de ser necesario, los mecanismos de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
El columnista Mario Delgado finaliza su texto señalando que “las acusaciones, descalificaciones y actitudes intimidatorias no serían seguramente el problema para una Comisión totalmente supeditada a la Presidencia, sino el rompimiento que existe entre Puebla y Palacio Nacional, y las sabidas intenciones del gobernador de entregar el estado en unos años a un candidato del PAN”.