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Homilía de La Mañanera y tiempos de Revolucionarios

El Piñero

Luis Velázquez | El Piñero
12 de agosto de 2021

Cada sexenio, los políticos en turno se declaran revolucionarios. Incluso, hasta anuncian la Cuarta Transformación del País, ajá. Únicamente les falta la túnica de Jesucristo, las barbita de Lenin, las barbas de Fidel Castro, la gorrita de Ernesto El Che Guevara, el puro de Omar Torrijos, el bigotazo de Emiliano Zapata.
Todos ellos sueñan con su nueva Sierra Maestra como los barbudos cubanos, pero ni siquiera llegan, vaya, al montículo del Tepeyac y que mejor escalara el indito Juan Diego.
Cada tribu encaramada en el poder ama el cambio. Y “se rasga las venas” por el cambio Y se declaran el motor principal del nuevo rumbo social del país donde, vaya paradoja, los ricos serán menos ricos y los pobres menos pobres, incluso, con tanta fuerza volcánica anuncian que los gordos, los excedidos de peso, se volverán delgados, flacos, vigorosos.
Es el palabrerío de cada tiempo sexenal. Es la homilía pública predicando el más bello día de la humanidad, el día de la justicia social y la justicia económica.
El día cuando, caray, todos los seres humanos se amen unos a otros como lo predicara hace más de dos mil años el hijo de Dios, crucificado en el Gólgota, luego del camino azaroso lleno de cruces y espinas cargando la cruz y latigueado por los fariseos.
Y en cada sexenio, las nuevas elites inmolando en la mesa de los sacrificios a los antecesores, los antiguos regímenes desapareciendo todos los ismos (peñismo, felipismo, foxismo, zedillismo, salinismo, etcétera) para instaurar una nueva corriente política, filosófica y social como es el obradorismo.
Ismos por todos lados. De izquierda, centro y derecha. Revolcados. Aliancistas. Mezcolanza de ideologías y sectarismos.
Los antecesores, dejando un estercolero en la administración pública, satanizados por la generación ascendente.
Y oh paradoja, un año pasa del nuevo sexenio y otro más y un semestre y casi vamos llegando a la mitad del viaje sexenal, y los pobres siguen igual de jodidos, en la miseria y la pobreza, y los ricos, se mantienen intocables, así los acorralen y presionen para pagar impuestos evadidos.
Insólito milagro: así nomás, convencido de la 4T, el hombre más rico del país, y que fuera uno de los más ricos del mundo, Carlos Slim Helú, anunciando que restaurará la Línea Doce del Metro, donde tuvieron participación, y sin costo alguno para el gobierno de la Ciudad de México.

HOMILÍA MAÑANERA Y REVOLUCIONARIA

El palabrerío nos envuelve. En la homilía política de “Las mañaneras” de todos los días, incluso en girita provinciana, la discordia como vaso comunicante y eje rector. Nunca, jamás, la gran convocatoria para la concordia.
Indicativo y significativo cuando la república amorosa necesita la unidad de todos soñando, ajá, con el bienestar social, sobre todo y por encima de cualquier argumento ideológico, para que la gente jodida alcance una vida mejor.
El país dividido desde el Palacio Nacional. Nunca Benito Juárez ni Francisco Ignacio Madero, dos de los héroes del Señor Presidente, rafaguearon “a tiro por viaje” a los conservadores. “Aguantaron vara”. Mejor dicho, respondían pero con hechos concretos, específicos y macizos, sin asumirse como peleadores callejeros.
Así, la autoridad por un lado. Los empresarios, por otro. Los comerciantes, por otro. Los dirigentes sociales, por otro. Las cúpulas eclesiásticas, por otro. Y hasta los medios, cada parte tomando partido para conseguir mejores parabienes.
Y los pobres, igual, igualito que en otros sexenios, apostando a la dádiva oficial. Los programitas sociales. Ayudaditas para salir del paso quizá en el día con día, y de paso, claro, “carne de cañón” en cada tiempo electoral y cada consulta rapidita a mano alzada.
Malo, pésimo, decepcionante cuando cada generación política en el poder ha de llegar a la cima sin rencores, odios y venganzas fermentadas.
En todo caso, excluirlos del paraíso sexenal en que habrían sido privilegiados antes y dejarlos a la deriva.
Por el contrario, la homilía discursiva tronante y vibrante en contra de ellos para, digamos, azuzar el rencor de los jodidos.
Los precaristas, revelándose y rebelándose contra los llamados conservadores, los privilegiados de otros sexenios.
Casi tres años se han ido con tal religiosidad política.

MÍSTICOS Y TERRENALES

El canibalismo sexenal prosigue. MORENA y la 4T, enviados de un Ser Superior para salvar la tierra, como Superman con todo y la kriptonita.
El peñismo, el calderonismo, el foxismo, el zedillismo y el salinismo, pillos y corruptos. Y quienes llegaron, honestos “a prueba de bomba”, ángeles de la pureza, honestidad valiente, modelos de la purificación moral de don Alfonso Reyes, la Cartilla escrita hace cien años y refundida en la bodega burocrática por su excesiva religiosidad.
Y desde ahí, las tribus guinda y marrón declarándose encendidos revolucionarios y que habrían soñado y deseado, digamos, Miguel Hidalgo y José María Morelos con su guerra de Independencia para acabar con los trescientos años de conquista.
Y Benito Juárez con su guerra de Reforma para separar el Estado de la Iglesia.
Y Francisco I. Madero, para tumbar los 33 años de la dictadura porfirista.
Y Lázaro Cárdenas, para lanzar las expropiaciones petroleras y de latifundios, la mayoría, en manos de extranjeros.
Son los nuevos místicos y terrenales del poder asestando un escobetazo más para declararse los herederos de Juárez, Madero y Cárdenas.
Treinta meses después, la república amorosa “atrapada y sin salida” en la pobreza y la miseria y la inseguridad, la incertidumbre y la zozobra y la impunidad.
Y el palabrerío, claro.

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