Eugenio GONZALEZ| El Piñero
Benmorin
El huracán Erick ya se degradó a categoría 1, pero en Oaxaca la verdadera fuerza destructiva sigue ganando intensidad: se trata de los aliados del gobernador Salomón Jara, cuya capacidad para devastar recursos públicos y provocar catástrofes sociales parece no tener freno.
Mientras el meteoro pierde fuerza al tocar tierra, la flotilla de funcionarios, recomendados y cómplices políticos del régimen morenista sigue causando estragos —sin viento ni lluvia, pero con contratos turbios, moches millonarios y obras que se caen solas.
En este sexenio, el verdadero fenómeno natural no viene del Pacífico, sino del Palacio de Gobierno, donde se forman tormentas de corrupción que no avisan, pero arrasan.