A pocas horas de que el huracán ‘Melissa’ toque tierra, Jamaica se prepara para lo que podría convertirse en una prueba sin precedentes de su capacidad de respuesta ante desastres naturales.
Más allá de los vientos de más de 300 km/h y las lluvias torrenciales previstas, la atención se centra ahora en cómo la isla gestionará una emergencia de proporciones históricas.
El gobierno ha desplegado una operación nacional de evacuación, habilitando más de 800 refugios y movilizando fuerzas de seguridad, personal médico y voluntarios de la Cruz Roja para asistir a los más vulnerables. Según la Federación Internacional de la Cruz Roja, cerca de 1,5 millones de personas podrían resultar directamente afectadas.
El primer ministro, Andrew Holness, instó a la población a cumplir las órdenes de evacuación y subrayó que la prioridad es “preservar la vida humana” ante la llegada del huracán más potente que ha amenazado a Jamaica en lo que va de siglo.
Mientras tanto, expertos de la Organización Meteorológica Mundial alertan que Melissa no solo representa una emergencia inmediata, sino también un recordatorio del creciente impacto del calentamiento de los océanos en la intensidad de los fenómenos tropicales, y que hoy tiene su punto de inflexión en la historia climática del Caribe.






