Redacción El Piñero | Corresponsalía
En ciudades como Tuxtepec, Veracruz, y Loma Bonita, y Oaxaca, está emergiendo un nuevo fenómeno agrícola con la llegada de la mandarina china (sin semilla) procedente del Perú y la sandía sin semillas de Chihuahua.
Esta mandarina, conocida por su dulzura, jugosidad y tamaño destacado, se presenta como una opción atractiva para el consumo local en una región donde la mayoría de la producción de cítricos se destina a mercados internacionales.
El kilo de esta mandarina peruana, cuya calidad ha sido bien recibida por los consumidores, tiene un precio aproximado de 70 pesos. Para muchas familias en la zona, la venta de estas frutas en puestos ambulantes es una fuente vital de ingresos, lo que subraya la importancia de la producción agrícola en la economía local.
Muy probablemente, la introducción de estas frutas responde a la búsqueda de los productores y comercializadoras peruanas por alternativas ante la guerra arancelaria con Estados Unidos. Al diversificar sus exportaciones hacia países latinoamericanos, como México, buscan fortalecer su mercado y llegar a nuevos consumidores.
Esto no solo beneficia a los productores peruanos, sino que también proporciona a los habitantes de la Cuenca del Papaloapan acceso a productos frescos y de calidad.