La Armada Nacional de Colombia informó la localización e incautación de un submarino teledirigido en aguas del mar Caribe, con capacidad para transportar más de 1.5 toneladas de cocaína. Se trata del primer sumergible de este tipo detectado en aguas nacionales, lo que marca un preocupante avance en los métodos tecnológicos utilizados por el narcotráfico.
El hallazgo tuvo lugar el pasado 1 de abril, cerca del Parque Tayrona. La embarcación, que no estaba cargada al momento de su localización, contaba con un sofisticado sistema de comunicación y monitoreo remoto: dos antenas —una externa y otra protegida con fibra de vidrio—, conexión a internet satelital vía módem Starlink, cámaras de vigilancia interna y externa, y autonomía de hasta 800 millas náuticas.
Este tipo de narcosumergibles no tripulados son considerados parte de una nueva generación de herramientas del crimen organizado. De acuerdo con Juana Cabezas, investigadora del Instituto Indepaz, desde 2017 los cárteles mexicanos que operan en Colombia comenzaron a contratar ingenieros para desarrollar este tipo de tecnología con el fin de automatizar el tráfico marítimo de drogas.
El caso forma parte de una tendencia creciente. Solo en el primer semestre de este año se han detectado al menos 10 embarcaciones similares en América, todas con sistemas que dificultan su rastreo por radar y les permiten operar con escasa intervención humana.
La operación de interceptación se realizó en el marco de la Estrategia Multinacional Orión, un esfuerzo internacional liderado por la Armada de Colombia que agrupa a 127 instituciones y 10 organizaciones multilaterales de 62 países. En el mismo periodo, esta estrategia ha permitido la incautación global de más de 2,326 toneladas de drogas, incluyendo 327 toneladas de cocaína —equivalentes a más de 818 millones de dosis—, así como grandes cantidades de marihuana, hachís, metanfetaminas y heroína.
El hallazgo confirma lo que las autoridades califican como una “evolución en las capacidades logísticas del narcotráfico”, lo que plantea nuevos retos a la seguridad marítima internacional y exige cooperación tecnológica y militar de escala global.