Por: Roberto POLO | El Piñero
Tuxtepec, Oaxaca.– ¿Recuerdan a Irma Juan Carlos? Tres veces diputada federal por Morena, voz encendida en el Congreso de la Unión, abanderada de los derechos indígenas y las causas justas. La misma Irma Juan Carlos que nació en Arroyo Jabalí, Santiago Jocotepec, ese pequeño rincón de Oaxaca que hoy está de luto por la muerte de un bebé de siete meses, Adán M. D., porque en su pueblo no hay pediatra.
La madre de Adán, Susana D. S., emprendió un viaje desesperado desde la comunidad de La Alicia —una agencia con apenas 600 habitantes— en busca de ayuda médica. Pero la ayuda nunca llegó. A veinte minutos de ahí, en Ayotzintepec, hay una clínica… pero no hay pediatra. Como no lo hubo cuando murió otro bebé de la misma comunidad, hace apenas unos meses. Dos muertes. Dos historias calcadas de abandono.
Y mientras tanto, Irma Juan Carlos sigue prometiendo. Promete desde la tribuna un sistema de salud de primer nivel para Oaxaca, habla de justicia, inclusión y prosperidad. Pero en su propio pueblo, la realidad es otra: mujeres recorriendo kilómetros con sus hijos enfermos en brazos, aferrándose a la esperanza… y encontrando solo el vacío.
En la avenida 20 de Noviembre, casi esquina con Matamoros de Tuxtepec, Susana llegó con su bebé ya sin signos vitales. Bajó de la camioneta, corrió hacia un puesto ambulante y, con el corazón hecho pedazos, suplicó: “Ayúdame, mi bebé ya viene frío, se me murió en el camino”.
Ese llanto no se escuchó en el Congreso. Ese dolor no tiene reflectores. Pero ahí está, en las calles de Tuxtepec, donde la vida de Adán se apagó por una ausencia que pesa más que cualquier discurso. La ausencia de un pediatra. La ausencia de un sistema de salud digno. La ausencia, sobre todo, de esas promesas que nunca llegaron a La Alicia.