Redacción El Piñero
Tuxtepec, Oaxaca.- En un rincón olvidado de Tuxtepec, la colonia San Silverio, también conocida como “La Arrocera”, clama por justicia en medio de un panorama grotesco que ha dejado a sus calles en el abandono total. Sus ciudadanos han alzado la voz, denunciando la lamentable situación que enfrentan a diario debido a la negligencia de las autoridades.
El detonante de la desesperación en esta comunidad ha sido la introducción del anhelado drenaje sanitario. Un proyecto que en papel prometía mejorar las condiciones de vida de los residentes, pero que ha demostrado ser un cruel embuste en la realidad. La inclemencia de la temporada de lluvias ha llevado consigo una consecuencia imprevista: el lodo se ha adueñado de las calles, convirtiéndolas en trampas mortales tanto para los automovilistas como para los peatones.
“No podemos vivir así”, exclama con amargura uno de los vecinos, mientras su rostro se ensombrece al recordar cómo la obra inconclusa ha trastornado la cotidianidad de todos. Las imágenes que nos comparte reflejan la magnitud del desastre y el abandono al que han sido condenados. Calles intransitables, casas cercadas por el fango.
La frustración y el descontento han llegado a un punto de ebullición. Los habitantes de “La Arrocera” exigen una solución inmediata y le apuntan directamente al presidente Irineo, a quien le recuerdan que su mandato se sustentó en promesas de cambio y progreso para el pueblo. Sin embargo, las palabras se han quedado en el aire, como el olor a podredumbre que impregna cada rincón de este lugar abandonado.
El clamor es claro: “Rehabiliten nuestras calles o no habrá votos para usted, señor presidente”. La amenaza electoral es un arma poderosa en manos de ciudadanos que sienten que han sido traicionados, que han sido abandonados en medio de la urgencia y la necesidad. Ya no se conforman con falsas promesas, sino con hechos tangibles que mejoren su calidad de vida.
En medio de este caos, el anhelo de un drenaje funcional y calles transitables se ha convertido en una esperanza marchita, en un recuerdo lejano de lo que pudo haber sido. Los habitantes de la Colonia San Silverio, en “La Arrocera”, merecen respuestas, merecen soluciones y merecen un futuro en el que el lodo no sea su compañía cotidiana.
La pelota está ahora en el tejado del presidente Irineo, quien tendrá que decidir si toma cartas en el asunto y enfrenta las consecuencias políticas de su inacción. Mientras tanto, los vecinos seguirán luchando, hombro con hombro, para reclamar lo que les pertenece: dignidad, respeto y calles libres de lodo.
