Luis Velázquez | Barandal
18 de junio de 2021
ESCALERAS: Nada documenta la debacle priista en Veracruz como el destino de Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte.
El primero, aquel “de la plenitud del pinche poder”, en silla de ruedas, enfermo, y por desventura, con una lenta recuperación física.
Y el segundo, preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, sentenciado a 9 años de cárcel.
Fueron “de todo y sin medida” como cantaba el príncipe de la canción. Incluso, entre José José y Fidel, parecido físico.
Ahora, cuando el PRI en Veracruz únicamente ganó 24 cargos públicos de los 282 en disputa en las urnas, el retrato a la medida.
PASAMANOS: Con Fidel, el tricolor alcanzó “la plenitud del pinche poder”. Arrasó en las elecciones intermedias. Arrasó en la elección final. El hijo predilecto de Nopaltepec ganó la gubernatura para su delfín, Duarte.
Su tiempo fue grandioso. Inteligencia incandescente, talento excepcional, político fuera de serie en las relaciones con el altiplano, se le metió hasta la cocina a Vicente Fox Quesada y desafió a Enrique Peña Nieto como aspirante presidencial.
Y si ahora está en cama, se debe, entre otras razones, a los achaques de la edad, cierto. Pero también, al estrés cardiaco a que lo llevó su ex amigo, Miguel Ángel Yunes Linares, con la amenaza latente durante dos años de privarlo de la libertad.
CORREDORES: Con todo, en la vida, importante el tiempo de la juventud y la madurez.
Pero mucho más importante cuando a partir de los sesenta años se entra a la sexta, séptima, octava década, y la vida se convierte en un infierno.
Y, por tanto, cuenta mucho la juventud, pero más la vejez para vivir con dignidad.
BALCONES: Demasiados excesos del poder cometió Javier Duarte. La historia lo ha juzgado y en ningún momento lo absolvió.
Incluso, todavía se cierne sobre su destino el caso de la desaparición forzada, tiempo cuando Veracruz fue “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril” y cuando, además, apareciera la desaparición forzada, hija de la alianza de políticos, jefes policiacos, policías y carteles y cartelitos, caso las fosas clandestinas de Colinas de Santa Fe.
PASILLOS: Y de ñapa, muchos duartistas padeciendo el infortunio aquel, la herencia y el legado maldito, se hayan embarrado o salido puros, inmaculados, ángeles de la pureza de aquel sexenio fatídico.
Más, porque Duarte llevó al PRI, su partido (subsecretario y secretario de Finanzas y Planeación, diputado federal y gobernador) a la derrota.
Primera vez en la historia roja de Veracruz cuando el PRI entregó el poder gubernamental a la oposición. El PAN de Miguel Ángel Yunes Linares.
Y desde entonces, el mal fario.
Perdió la gubernatura en el año 2018. Y ahora, el 6 de junio, perdió casi casi “de todas… todas”.
Una derrota memorable, imborrable, célebre, sombría, sórdida y siniestra.
VENTANAS: Fidel y Duarte, más Duarte, embonados con la suerte fatídica del PRI en el año 2021.
Desde luego, habría de recordar que hacia el año 2013, Fidel se desmarcó de Duarte. Los truenos y relámpagos en su contra por tantos errores garrafales únicamente anunciaban vientos huracanados.
Y el padre putativo nada pudo hacer por el hijo putativo.
Nadie se equivocaría si escribiera que en el momento estelar el peor error de Fidel fue inclinar el Santo Dedazo por Duarte para la gubernatura.
Noqueado en el ring electoral, el tricolor ha quedado a la altura de los partidos morralla, satélites girando alrededor de los fuertes para ver si la sobrevivencia les alcanza.
El repudio social es inverosímil.
