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La disputa morenista en Tuxtepec; un retrato del PRI en la ruta 2018

El Piñero

PIÑADERO Político/ EL PIÑERO

Loma Bonita, Oaxaca.- La nueva apuesta de MORENA en el territorio Tuxtepecano no dista nada a las viejas prácticas del PRI. El estatus, el posicionamiento y las traiciones a los “acuerdos y favores” son la plataforma que hoy  manda por la conquista del poder.

Y así ha sido siempre, una política trazada en acuerdos por conveniencias, sin consultas ni consensos, simplemente un escenario abierto a la usanza de la alevosía de todos los tiempos.

Hoy la pelea por el distrito de Tuxtepec se centra en dos suspirantes: Irineo Molina, diputado local, y Ángel Domínguez, dirigente regional. Ambos ya se subieron al ring de la candidatura. Uno, utilizando la maquinaria del Congreso y otro invirtiendo bonos de su último gobierno en recorridos por comunidades.

Irineo, a partir de la inauguración de sus tres casas de gestión, digamos que de campaña, en Loma Bonita, Chiltepec y Tuxtepec, lanzó ya el mensaje del poderío congresista, del acelerado tiempo electoral que vive para impulsar su imagen y, por ende, su posicionamiento.

Molina se sabe que hoy las circunstancias están dadas para lograr la proyección federal, máxime sabiendo que el 2018 sopla vientos favorables y que el Congreso del Estado  representa un escalón para lograr el objetivo, embona, pues, en la estrategia.

Empero Loma Bonita, su distrito, padecerá de esa misión de rescate que prometió. Y es que con la nueva aspiración, desviará los recursos, las gestiones y las promesas hacia Tuxtepec con la misión de ganar nuevo electorado que le sirva, como Loma Bonita, de trampolín para llegar a la curul federal.

Así, con ese panorama, se avista una emulación del PRI que ha parido políticos de escaños, de quienes han utilizado presidencias para llegar a diputaciones y diputaciones para llegar a gubernaturas y gubernaturas para fracasar en el Senado como el caso Eviel Pérez, sin cumplir cabalmente en uno de esos puestos. Hombres que solo han ocupado los  espacios para lograr el embarazo del poder.

Irineo no difiere mucho de esa política. Hoy camina con un fuerte resentimiento del músculo morenista al rendirse ante el PRI y cúpulas del poder, al que López Obrador califica como la “Mafia del Poder”. Hoy llega cargando disculpas y con la bandera de identificarse como institucional, como el PRI, por a haber traicionado a su partido al avalar y reconocer al nuevo gobierno estatal, pese a las graves acusaciones de su partido.

Por su parte Ángel Domínguez llega gastado de un trienio que le permitió abrazar a MORENA, luego de ganar el bastión chinanteco con el PUP. Llega con el apéndice de un intenso trabajo ambulante que le ha madurado en acusaciones, principalmente, de abandonar, cuando era presidente, sus funciones.

Pero también llega en el ánimo de López Obrador, quien lo bautizó como “El Andariego” por cumplimentar la concientización social a partir de las charlas itinerantes en los pueblos de la Cuenca.

De piel priísta, pupista y morenista, hoy Domínguez Escobar se sabe la triangulación y fracasos de los acuerdos. Sabe que el apoyo que brindó a Irineo, durante la búsqueda del voto y su triunfo en el distrito 03, hoy no cuenta. Y que hoy solo marcha, de no ser una asunción democrática, contra la fuerza de los bitellazos, del poder congresista.

En sí, ambos morenistas han iniciado una “guerra” de posicionamientos, con dinero y amistades, para afianzar la ruta del 2018, cuyo factor, sin duda, será la diputada defeña Aleida Alavez, regente de MORENA en esta región del Papaloapan, quien barajeará a los candidateables y tratará de limar asperezas con acuerdos que no fracturen y abonen al partido.

 

https://twitter.com/JovPorMexico/status/804394782927634432

 

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