Ángela recorre el bloqueo a toda prisa, en sus manos lleva tres charolas cubiertas con plástico.
Oaxaca, México.- Mientras la imagen de un candidato al Senado de la República se posa en las pantallas de publicidad que se han instalado al frente del Estadio de beisbol Eduardo Vasconcelos de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, maestros de la Sección 22 toman por asalto el crucero que conforman avenida Niños Héroes y Heroico Colegio Militar.
La ciudad está dividida en dos desde hace varias horas.
Una rebanada de pastel de queso es ofrecida a los paristas en 15 pesos o una porción de choco flan a 12. Ángela aprovecha el bloqueo para obtener ingresos. “Hace cinco meses iba en el camión y se me ocurrió venir a vender”, dice la mujer de no más de 35 años y que tiene al magisterio parista como el mejor de sus clientes.
La mañana nublada apacigua un poco el caminar de las personas que, indiferentes, lidian entre los profesores oaxaqueños y cruzan el bloqueo. A unas cuadras se escuchan el sonido de vehículos y camiones; los automovilistas, impacientes, buscan una rendija en el camino para pasar, al no conseguirlo hacen uso del claxon, sin conseguir avanzar ni un ápice.
Para Ángela los bloqueos no son tan seguidos como quisiera. “En los plantones vendo más fácil, por lo que hay mucho maestro”. Solamente se dedica a vender pasteles. Ella explica la oportunidad de venta que significan las protestas magisteriales; su esposo es mecánico por lo que “apenas alcanza”, dice.
Pasar las horas
Sentada en una improvisada silla, bajo la sombra de un árbol, una profesora amamanta a su bebé, otra más teje una servilleta. Algunos docentes no olvidan su trabajo y enseñan a algunos niños de entre 6 y 10 años, quienes acompañan a sus padres.
La venta y los pasteles son un éxito. A Ángela sólo le quedan algunas rebanadas. “En un buen día puedo ganar 250 pesos”, afirma con la vista firme en el próximo paladar que probará su sazón. Pero no es la única, el improvisado mercado se llena de tamales de elote, raspados y tacos.
Es la industria paralela que se instala a la par que se multiplican las protestas magisteriales y se instalan bloqueos en diversas partes de la ciudad.
“En mi moto no me para nadie”, dice un hombre entrado en años mientras arrastra su motoneta roja, la cual proviene del país más poblado de Asia y del mundo, “ya estamos acostumbrados, hasta técnica para pasar los bloqueos tenemos, ¿Es lo que quiere el gobierno no?”.
Las risas de los maestros, contrastan con las caras largas de los que caminan y con la desesperación que muestra el rostro de los automovilistas. La costumbre siempre cansa, pero para mujeres como Ángela, a veces los bloqueos o las protestas se convierten en una oportunidad.
Con información de muratnoticias.com/ Miguel Angel