Redacción|El Piñero
La piña, más que un clásico de la mesa tropical por su sabor dulce y refrescante, ofrece sorprendentes cualidades alimenticias que la destacan en el ámbito de la salud. Especialistas en nutrición, como la doctora Isabel Viña, subrayan la importancia de la bromelaína, una enzima que se halla predominantemente en el tallo y la pulpa de esta fruta, como un componente crítico en la mejora de la digestión y la reducción de la inflamación.
La bromelaína actúa descomponiendo las proteínas en aminoácidos, mejorando así su absorción, explicó Isabela Viña. Esto se convierte en un alivio práctico para aquellos con digestiones delicadas, ya que facilita el trabajo del estómago y el páncreas. Además, sus propiedades antiinflamatorias no solo benefician a quienes padecen problemas gastrointestinales, sino que también pueden ayudar en la mitigación de inflamaciones crónicas, asociadas a enfermedades como la diabetes tipo 2 y condiciones cardiacas.
Incluir piña en la alimentación cotidiana es sencillo y variado: se puede disfrutar fresca, en batidos o combinada en ensaladas. Es crucial optar por la piña fresca para maximizar los beneficios de la bromelaína, ya que su contenido puede reducirse con la cocción o el proceso de conservación. Sin embargo, hay que considerar algunas precauciones: su consumo debe evitarse en personas con alergias a la piña o que toman anticoagulantes, y es recomendable consultar con un especialista antes de optar por suplementos.
Así, la piña no solo se presenta como una deliciosa fuente de frescura, sino también como un aliado natural que favorece la salud digestiva y combate la inflamación, ofreciendo un sinfín de beneficios en cada bocado