Pachuca, Hidalgo. – En un pueblo perdido en el Valle del Mezquital, controlado por huachicoleros se espera con atención el último aviso desde la refinería para extraer gasolina procedente de las instalaciones de Pemex.
El contacto informa a un grupo de hombres preparados para abrir las válvulas que transportan cientos de litros de gasolina por minuto. Este dice. -Hoy tampoco va a rondar la policía. La llamada del informante bastará para empezar a ordeñar.
Los delincuentes miran desde las camionetas estaquitas el cuadro que se ha formado, todos inmóviles, como si fuera una fotografía. Al hoyo cavado en el suelo lo alumbran seis luces blanquecinas, los faros de las camionetas que conducen.
Agencias federales y estatales estadunidenses, tanto policiales como reguladoras, han identificado a una red de organizaciones involucrada en el contrabando de metanfetamina, heroína, hidrocarburos y gas, a través de la frontera entre Texas y México.
Dicha red, de acuerdo con las pesquisas realizadas por las agencias mexicanas y norteamericanas, está conformada por los cárteles Jalisco Nueva Generación, del Golfo, Sinaloa y La Familia Michoacana.
Este equipo de investigación de ambos países ha llamado a la red delincuencial que opera en Hidalgo y otras partes de México, Muerte Líquida.