Luis Velázquez | Escenarios
24 de mayo de 2021
UNO. Las mejores amantes
Javier Duarte estaba “en la plenitud del pinche poder”. Aquella noche cenaba con empresarios en el puerto jarocho. El festín de carne, mariscos y alcohol eran en abundancia. Estaban en los postres y el góber precioso fumaba puro y tomaba sorbos, gotitas, de licor caro, y también los magnates.
Agotados los temas, un empresario empezó a alardear de sus amantes. “Traigo a la mejor” exclamó desafiando con la mirada a los demás.
Uno le reviró: “Conozco a tu amante, pero la mía es mucho mejor que la tuya”.
Otros más también levantaron la mano. Cada uno, alardeando conquistas.
DOS. La carne de monte…
Javier Duarte calibraba el alcance de cada uno. Entonces tomó la palabra: “Ustedes están orgullosos de sus amantes. Entiendo que todas ellas son urbanas, pero yo que conozco Veracruz y he andado de gira en ciudades, pueblos y rancherías, les aseguro que la mejor carne es la rural. La carne de monte”.
Duarte dio tremenda chupada al puro y jugó a hacer volutas de humo.
Un joven empresario reviró:
–No, gobernador, las mejores amantes son las urbanas.
El góber precioso de Fidel Herrera Beltrán pateó la pelota y metió, o creyó meter jonrón. Dijo:
–Ahora traigo carne rural. Se llama Xóchilt.
Los empresarios, ganando tiempo, fumaron el puro y tomaron la copita y callaron. Silencio en la mesa nocturna.
TRES. La flor más bella del ejido…
Un empresario le dijo, sin rodeos ni ambages, “al pan pan y al vino vino”.
–No, señor, usted como gobernador merece mucho más.
–Mucho más… ¿cómo qué?
–Carne urbana, como dice usted. Princesitas. Reinas del carnaval. Reinas de la belleza. “La flor más bella del ejido” en todo caso.
CUATRO. Catálogo de Televisa
Uno que otro duartista invitado a la mesa intercambió miradas sigilosas. ¡Vaya magnate tan osado y temerario! se dijeron.
Pero Duarte se mantuvo. Y precisó:
–También las traigo.
–No, señor, usted merece andar con una chica del famoso Catálogo de Televisa.
Y Duarte toreó a aquel empresario como torero en tarde luces y fanfarrias y dijo:
–¡También las traigo, compañero, también las traigo!
–Entonces, dijo el magnate aquel, es usted un hombre universal. Y lo declaro mi héroe. ¡Que viva Duarte! exclamó.
Duarte sonreía dando chupadas al puro, igual, igualito que Pablo Picasso cuando desafiaba a Amadeo Modigliani delante del pintor muralista Diego Rivera, quien andaba en París hacia 1920.
CINCO. Amadas amantes…
Aquella cena, de cara a la noche del Golfo de México, terminó con el tema de las amantes, “amadas amantes” les decía Paco Ignacio Taibo padre.
Uno que otro empresario habría salido corriendo a la casa de la suya para “oler la leña de otro hogar”.
El góber precioso iba en el segundo puro…
SEIS. Delicias del poder
En todo caso se trata de las delicias y mieles del poder público.
En la vida, decía Henry Kissinger, el poderoso secretario de Estado de Richard Nixon, hay mujeres a quienes encanta y fascina el olor a poder.
Y entre un empresario, quien tiene dinero, y un político, quien maneja dinero y tiene poder, prefieren al político.
Y al político porque de entrada es el jefe máximo en “el país de un solo hombre”.
Y el dueño del presupuesto oficial. Y el dueño de los poderes Legislativo y Judicial. Y el dueño de las policías. Y el dueño de su partido político. Y el dueño de parte sustancial de los medios.
Y su olor a poder es fantasmagórico y embriagante…
