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Librería en Veracruz “Mar adentro”, lo mejor en siete meses

El Piñero

Luis Velázquez

 

EMBARCADERO: Hay una noticia fascinante, maravillosa, excepcional, que alegre el corazón y fermenta las neuronas… El próximo jueves, a las diez horas, será inaugurada una librería en el puerto jarocho… Tiene un nombre poético, alucinante, y aun cuando todos los días los pescadores lo repetirán, sorprende… Se llamará “Mar adentro” y ofrecerá novedades editoriales y la gran apuesta es por los “libros antiguos, raros y viejos”… Hay júbilo en el corazón, por lo siguiente: en los últimos diez años han cerrado diez librerías, una por año diría el estadístico… Y en contraparte, las cantinas, los bares, los antros, las casas de cita, los prostíbulos, la prostitución callejera, el consumo de drogas y el anuncio sexual en la prensa escrita y en las redes sociales se han multiplicado… Más aún: en tanto Veracruz se ha vuelto el estado productor y exportador de trabajadoras sexuales en el país, de acuerdo con los expertos la población sólo lee quizá un libro por año… Y tal libro es sobre autoayuda, superación personal, cómo hacerse rico en un dos por tres y técnicas para bajar la panza y crecer las bubis y las pompis, sin cirugía plástica… Por eso la felicidad de “Mar adentro”… Desde luego, los dueños de tal sueño tendrán alma aventurera, porque el grueso de la población sigue percibiendo “salarios de hambre” como les llamaba Ricardo Flores Magón en 1910 y porque la mayoría de la población sigue angustiada con el bolsillo para llevar el itacate a casa… Y aun cuando Emerson decía que cuando tenía dinerito primero compraba libros y si le alcanzaba tortillas y pan, la realidad es adversa… La crisis (el tema recurrente) llevó semanas, meses anteriores a la Universidad Veracruzana, por ejemplo, a un tianguis de libros donde sus libros se vendían a precios irrisorios… Y aun cuando los “libros antiguos, raros y viejos” son, digamos, incunables, oro molido, la octava maravilla del mundo, el tesoro escondido, el regalo invaluable, los mejores deseos para que “Mar adentro” tope con vientos favorables…

 

ROMPEOLAS: Hay en la ciudad jarocha un expendio de libros viejos (sin llegar a raros) a unos cuantos pasos del mercado Hidalgo… Existe, parece, desde cuando todavía funcionaba el cine Victoria que muchos años después, en la decadencia, se convirtiera en un simple hotel de paso para rapidines de la diversidad sexual y en donde los gritos en la pantalla reñían con los gritos desaforados de las parejas escondidas en la oscuridad de las butacas… Y, bueno, si tal, digamos, librería popular de libros viejos ha sobrevivido al cierre de diez librerías en Veracruz significa que las cosas han ido bien a un par de hermanos que las atienden… Y es que los libros “antiguos, raros y viejos” es como un viaje sorpresivo al pasado… Pero al mismo tiempo, sirven para todo, por ejemplo, para sacar de apuros… En 1857, Ignacio Ramírez, “El nigromante”, el maestro de Ignacio Manuel Altamirano y de Juan Díaz Covarrubias (originario, por cierto, de Hueyapan de Ocampo), fue encarcelado en la Ciudad de México… Y para garantizar la torta a su esposa y a sus cinco hijos, vendió su biblioteca, como dice el viejito del pueblo, “con todo el dolor de su corazón” que habrá significado, digamos, un ramalazo peor que un desengaño… Claro, Alfonso Reyes donó su biblioteca con más de cuarenta mil libros a la ciudad de Monterrey donde levantaron, y por fortuna, un centro cultural… El escritor Carlos Fuentes Macías obsequió parte de su biblioteca a la Universidad Veracruzana y fue creada la biblioteca que lleva el nombre de su hijo, “Carlos Fuentes Lemus”, fallecido demasiado joven por un cáncer linfático… Parte de su vida, el jefe Alfonso Salces Fernández la pasó leyendo y vendiendo libros en el par de librerías de su padre…

 

ASTILLEROS: Enrique Krauze cuenta que su maestro y amigo, el historiador Luis González y González solía leer, además, en la noche y hasta la madrugada… Una noche lo estuvo observando desde una ventana y miraba y admiraba la forma tierna y cariñosa con que el maestro hojeaba, leía, subrayaba y acariciaba el libro y le pareció el acto más tierno del mundo… En su tiempo de secretario de Educación del presidente Alvaro Obregón, José Vasconcelos, ordenó imprimir los clásicos en papel revolución, los regaló a todas las escuelas primas y secundarias del país y se leía, con la ayuda de los profesores, hasta debajo de los árboles, y lo que nunca después un político… En su tiempo de rector de la Universidad Veracruzana, Raúl Arias Lovillo, imprimió una colección de libros clásicos, antiguos y nuevos, asesorado por un grupo de notables, y los obsequiaba a los estudiantes de nuevo ingreso… “Mi padre nunca está solo, porque siempre está con un libro” dijo una niña en la escuela a su maestra, y, de ñapa, escuchando a Mozart… Por eso, “Mar adentro” es la noticia más feliz y grata en los últimos siete meses en Veracruz… Será abierta en la calle Esteban Morales número 524, en la colonia Centro, y funcionará de diez de la mañana a diez de la noche, y también será café, a tono, digamos, con las librerías en París donde solían encerrarse deshoras Ernest Hemingway, John Dos Passos y Francis S. Fitzgerald a escuchar las historias y las enseñanzas de Ezra Pound…

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