Jaime GUERRERO
En un movimiento que combina protesta social y boicot económico, los maestros de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) mantienen el asedio a los principales centros comerciales de la capital oaxaqueña este viernes, segundo día de su paro nacional de 48 horas.
Las acciones, que impiden el acceso de clientes y proveedores, coinciden con el arranque oficial de El Buen Fin —la campaña de descuentos que se esperaba impulsara las ventas minoristas en todo el país—, generando un impacto directo en la economía local y dejando miles de consumidores varados en las afueras de plazas como Plaza del Valle, Plaza Oaxaca y Macroplaza.
Desde las primeras horas de la mañana, contingentes de docentes pernoctaron en los accesos a estas zonas comerciales, instalando tiendas de campaña y manteniendo un cerco que prohíbe la entrada y salida de vehículos.
“Estamos aquí para paralizar no solo la movilidad, sino el pulso comercial de Oaxaca”, declaró un representante de la Sección 22 justificando que el objetivo es visibilizar demandas laborales ignoradas por el gobierno federal.
En Plaza Oaxaca, por ejemplo, los manifestantes acordaron extender su presencia hasta el cierre del paro, afectando directamente sucursales de cadenas transnacionales como Liverpool, Walmart, Sam’s Club y The Home Depot, donde se suspendieron operaciones totales.
El paro, convocado a nivel nacional responde a un pliego de exigencias que incluye la abrogación inmediata de la Ley del ISSSTE de 2007 —calificada como “regresiva” por vulnerar prestaciones de jubilación—, la derogación de la Reforma Educativa de 2019 y el aumento presupuestal para educación, salud y seguridad social en el marco de la discusión del Presupuesto 2026.
Además, los docentes reclaman la reinstalación de mesas de negociación tripartitas con la presidenta Claudia Sheinbaum, respeto a derechos sindicales y estabilidad laboral.
En Oaxaca, estas demandas se agudizan por la histórica confrontación entre la Sección 22 y las autoridades, que ha paralizado el estado en múltiples ocasiones.
Afectaciones económicas: Un boicot calculado en plena temporada alta
El timing de las protestas no es casual. El Buen Fin, que se extiende hasta el 17 de noviembre, representa una ventana clave para la reactivación económica post-pandemia, con expectativas de ventas récord a nivel nacional.
En Oaxaca, sin embargo, el bloqueo ha frustrado estas proyecciones. Organizaciones empresariales locales estiman pérdidas iniciales de hasta 50% en ingresos para el sector minorista durante el primer día, con un flujo nulo de mercancías y clientes en las plazas afectadas.
A nivel estatal, el impacto se extiende a casetas de peaje como Huitzo y Barranca Larga —donde se libera el paso gratuito como forma de protesta—, afectando la logística interestatal y el turismo en un fin de semana largo.
En regiones como el Istmo (Salina Cruz y Tehuantepec) y la Costa (Puerto Escondido), se replican bloqueos en plazas menores y estaciones Pemex, sumando al caos vial y comercial.
La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) reporta al menos 10 puntos de cierre en carreteras federales, con operativos de seguridad para mitigar riesgos, aunque sin confrontaciones mayores hasta el momento.
El magisterio: “No boicoteamos al pueblo, sino al sistema”
Los maestros insisten en que sus acciones no pretenden dañar a la población general ni a comercios locales, enfocándose en “gigantes transnacionales” como símbolo de desigualdad económica. “El Buen Fin beneficia a las grandes cadenas, no a los oaxaqueños, argumentó un líder sindical en el plantón del Zócalo capitalino, donde los docentes permanece acampado, mientras el 20% se desplazó a la Ciudad de México para presionar en Palacio Nacional.
La CNTE, que agrupa a unos 500 mil maestros en todo el país, ha advertido que, de no haber avances en las negociaciones, escalará a paros indefinidos y boicot al mundial de fútbol del 2026.






