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Matan a su madre a pedradas: tlacuache destino

El Piñero

• El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales.
Arthur Schopenhauer (1788-1860) Filósofo alemán.

Luis Fernando Paredes Porras / Masca la Iguana

Un amigo logró la fotografía brutalmente escalfriante: los hijos abranzando a su madre que había sido asesinada momentos antes. La muerte y la vida en una imagen cruda, de esas que identifico nunca olvidaré.

Esta mañana dos animales cercanos a la vida citadina han sido conversación entre mis amigos y familia. Han sido motivo de alegría e incluso de profundo malestar cargado de reclamos sobre que animales ha llevado cada quien a la casa. Y es que así es la vida de las mascotas y de quienes las tienen. En mi infancia mi madre detestaba a los perros, así que ella celebraba la vida de perro en la azotea lejos del contacto con los integrantes de su familia, pero lo hacía por amor a sus hijos; aún así tuvimos perros en la casa y seguro estoy mis padres libraron diferencias como las que ahora me toca resolver ante mi loca idea de darle cause a la vida de los hijos huérfanos.

“Vilma” es una perra que ayer hizo realidad el dicho “ser pata de perro” y se fue a caminar libre como perro callejero. Mi amigo Eder hizo todo lo posible en las redes y buscándola, pero ella corrió con suerte perra y regresó horas antes con la experiencia que la calle brinda. Nunca he escuchado: “ojalá y tengas la suerte de un Tlacuache” para desearle bien a alguien, pero ahora yo la requiero.

Estoy pensando en la campaña para hacer la historia completa y espero no termine en que tenga que dejar morir a los recién nacidos o mejor dicho, esperar que no mueran si los libero en cualquier paraje llanero del sotavento. Recuerdo que en Puebla, siendo adolescente miré con estupor como un hombre resolvió su problema de que su perra había parido destrozando el cráneo de los perros con una roca con la que los martilleó uno a uno, con la satisfacción de evitarse un conflicto. Esa es otra de las imágenes que no olvidaré.

Tengo la responsabilidad impuesta de facilitar un mejor ambiente a 5 tlacoaches recién nacidos a quien le asesinaron a su madre esta mañana en la comunidad donde mi amigo Alejandro Gonzáles Luengas trabaja, los Naranjos, en el vecino municipio de Tres Valles Veracruz. Tengo unas horas para hacerlo, recurriré a las redes sociales esperando respuesta y es un reto. Alejandro logró una foto impresionante, de esas que no olvidaré.

Hace unos años con Jorge Riverón, joven que ahora está en la lista de los posibles intérpretes del poema Flor de Piña, intentamos la apertura de un colectivo en Tuxtepec: colectivo Tlacuache, el cual no prosperó a tal grado que ni se acuerda de la contraseña de la página en facebook. Suerte de Tlacuache.

Desde entonces mi experiencia con los tlacuaches me enseñó que es un animal con poca suerte, tan poca que la natura les ha enseñado por instinto a fingir la muerte para sobrevivir. Tan mala suerte que hay movimientos internacionales que protegen a este marsupial mexicano para modificar de a poco, la suerte de algunos.

“Ahí viene el Tlacuache, cargando un tambache, por todas las calles, de la gran ciudad…” cantó Francisco Gabilondo Soler, el orizabeño que dio vida a Cri Cri, el grillito cantor, insecto con más suerte que los Tlacuaches…bueno, depende, porque mi padre se paraba a matarlos ya que no lo dejaban dormir los que habitaban en la periferia de la cisterna de la cochera, lugar húmedo y oscuro, paraíso de los cri cris.

Dice la iguana que ahí vienen los tlacuaches, cargando un negro destino por ahora,.. aunque en realidad ya llegaron a Tuxtepec por lo que tengo que comenzar la campaña para colocarlos en opciones de vida antes de pensar en soluciones extremas. No sabré por ahora si pudieran ser buenas mascotas como dicen algunas páginas y videos defensores de este marsupial mexicano.

La iguana me mira triste porque en su arroyo no pueden tener a los cinco, bueno, ni a uno ya que requieren, por ahora, mamar para sobrevivir. Por lo pronto le confieso a la iguana que me haré el muertito para salir de este conflicto tlacuacharero en el que me he metido, pero la anécdota para contarle a mi hijo, espero con un final feliz vale la pena…o la alegría tlacuachera.

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