Luis Velázquez | El Piñero
27 de agosto de 2021
ESCALERAS: Era “un presidente que amaba a los pobres”. Y que ganó la jefatura del Poder Ejecutivo Federal con treinta millones de pesos. Y que todos los días a cada hora enarbola la bandera de los pobres. Incluso, “se corta las venas” por ellos.
Y treinta y dos meses después, su política de izquierda, su socialismo, únicamente se había traducido en ayudaditas con los programas sociales.
Y en contraparte, quizá por culpa del covid y la recesión, el desempleo galopante como el peor jinete del Apocalipsis.
PASAMANOS: Y si uno de cada 3 jefes de familia llevando el itacate y la torta a casa con el ingresito obtenido en el changarro en el empleo informal, para entonces, ni eso.
Además, la caída brutal en el empleo formal, como en el caso de Veracruz, con 140 mil empleados dados de baja.
Los miles y miles de ciudadanos de a pie, jodidos entre los jodidos, sin seguridad social.
Y en tanto los precios de los artículos básicos siguen trepando a ritmo vertiginoso (un cafecito lechero cuesta diez pesos más, por ejemplo), la caída estrepitosa en el salario.
Y ni se diga, “el aumento de la pobreza en zonas urbanas y rurales” (Denisse Dresser, Proceso 2277).
CORREDORES: Y aun cuando el presidente tuviera otros datos, la gente en la miseria, advierte el Coneval, se incrementará en unos 6.1 millones de personas.
Y la miseria, escribió León Tolstói, significa el último grado de la dignidad humana cuando se hace de todo, escrúpulos y rubores a un lado, para llevar la torta a casa para los niños, la esposa y los padres ancianos.
El país está habitado por unos 120 (ciento veinte) millones de personas. Y unos 52 millones en la pobreza y la miseria bíblica.
Y con un alto porcentaje sin dinerito suficiente para hacer las tres comidas de cada día. Quizá, acaso, unas dos comidas, una, y mal comida.
BALCONES: ¡Ay, los pobres! Los niños con cáncer. Los ancianos sin pensión. La gente peleando por un cuarto en un hospital, saturados la mayoría por tantos paisanos con covid.
Las mujeres asesinadas. Feminicidios puros. Las mujeres víctimas de la violencia.
Las madres con hijos desaparecidos buscando en fosas clandestinas sus restos, sus cadáveres, sus cuerpos sin vida.
Y la mayoría, gente pobre, personas de la clase baja y media, media baja.
Los pobres con familiares muertos por el tsunami de inseguridad en plantón solicitando una audiencia y en respuesta que por la Sana Distancia… en otra ocasión.
Es decir, el menosprecio y el desdén por la gente reclamando justicia.
PASILLOS: Peor aún, los chairos, Siervos de la Nación pitorreándose de quienes reclaman justicia en pancartas y cartulinas en mano en el zócalo de la Ciudad de México.
Digamos, el ejército de tuiteros tropicales en contra de los jodidos exigiendo justicia y que a la luz del Estado de Derecho significa la prioridad número uno.
VENTANAS: Hay programitas sociales para los pobres, pero a cambio de amarrar el voto en cada proceso electoral, así sea a mano alzada y para condenar, mejor dicho, exhibir, a 5 ex presidentes de la república.
Y desde luego, para votar a favor del presidente de la república en el inminente referéndum en puerta denominado la revocación del mandato.
¡Ay, los pobres, los jodidos, la gente en la miseria, siempre utilizados como “carne de cañón!, y a quienes nunca, porque así conviene, han enseñado a pescar, sino por el contrario, únicamente les siguen dando el pescadito bien guisadito con la limosnita bimensual.
