Redaccion | El Piñero
México.- En Atlacomulco, Estado de México, un viaje rutinario se convirtió en tragedia cuando diez pasajeros perdieron la vida y 62 resultaron lesionados luego de que un autobús intentara ganarle el paso a un tren. El operador, identificado como Gustavo Alfredo “N”, ya fue detenido en Michoacán y trasladado al penal de El Oro.
Testigos del desastre narraron que, el chófer llevaba la música tan fuerte que parecía más bien DJ que conductor. Entre bocinas y ritmo desbordado, presuntamente no escuchó el claxon de la locomotora que se acercaba. El resultado: siete mujeres y tres hombres sin vida, decenas de heridos y una comunidad marcada por un descuido que pudo evitarse.
Y como suele ocurrir en este país del “ya merito”, las autoridades se acordaron de las medidas de seguridad ferroviaria cuando ya había muertos que contar. Los señalamientos brillaban por su ausencia, la supervisión del transporte estaba de vacaciones y la captura del chófer fue en otro Estado, casi como si las instituciones jugaran al escondite con la justicia. Aquí la única constante es la improvisación, y la factura la pagan los pasajeros.