Redacción El Piñero
México.- El huachicol ya no viaja en tambos improvisados ni en camionetas polvorientas; ahora se pasea en ferrotanques kilométricos que cruzan medio país cargados con más de 24 millones de litros de combustible ilegal, asegurados en apenas cinco operativos realizados este año. Todo un récord digno de Guinness, pero con olor a diésel y complicidad institucional que apunta a personal de la Guardia Nacional, por ello, el Gobierno Federal inició las investigaciones correspondientes para deslindar responsabilidades.
Las redadas parecen escenas de película: convoyes detenidos en Coahuila, Tamaulipas y San Luis Potosí; decenas de vagones estacionados como si nada, cargados hasta el tope con combustible reportado falsamente como “aditivos industriales” o “sosa cáustica”. El colmo de la ironía: mientras las autoridades informaban con bombo y platillo el aseguramiento de 206 ferrotanques, los mismos funcionarios parecían preguntarse quién les dio permiso de cruzar sin problema por las vías federales, esas que —en teoría— son vigiladas por Ejército, Guardia Nacional y hasta la bendita burocracia ferroviaria.
Y aquí viene lo mejor: nadie ha aclarado cómo fue que semejante tren de millones de litros de huachicol avanzó a plena luz del día sin que algún uniforme se diera cuenta. Mucho menos se ha detallado el nivel de “colaboración” de custodios, militares y funcionarios que, según versiones oficiales, habrían recibido generosas “propinas” para hacerse de la vista gorda. Al final, la tragedia mexicana se repite: se atrapan los vagones, se cuentan los litros, se exhiben las empresas investigadas… pero el silencio sobre las complicidades oficiales se queda viajando en el siguiente tren.