Tras un inicio que no cumplió con las grandes expectativas generadas al inicio de la pandemia, el fenómeno del nearshoring —la relocalización de empresas cerca de Estados Unidos— comienza a tomar fuerza nuevamente en México. Organismos empresariales y especialistas coinciden en que una segunda ola de inversiones se está gestando, impulsada ahora por la intensificación de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Durante los primeros años, el nearshoring prometía transformar el panorama económico nacional. Sin embargo, datos oficiales muestran que la Inversión Extranjera Directa (IED) en nuevas inversiones cayó un 79% entre 2021 y 2024, lo que desinfló las expectativas iniciales. Diversos factores, como la falta de infraestructura energética y la incertidumbre política, frenaron el despegue.
Ahora, con la imposición de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos a productos chinos, México vuelve a posicionarse como una alternativa viable para empresas que buscan mantener sus costos competitivos. “Hoy más que nunca, los empresarios mexicanos debemos estar unidos para aprovechar esta oportunidad”, afirmó Esperanza Ortega, presidenta de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra).
En el norte del país, ciudades como Monterrey y Tijuana ya reportan un repunte en la demanda de parques industriales. Héctor Tijerina Morales, director ejecutivo de Invest Monterrey, confirma que las condiciones actuales están sentando las bases para un Nearshoring 2.0. “Las empresas están buscando salir de China debido a los altos aranceles y México es su mejor opción por costos y cercanía al mercado estadounidense”, explicó.
Ejemplo de ello es el interés renovado de firmas asiáticas, que en los últimos tres años pasaron de anunciar dos proyectos por año a más de 20, según cifras de la propia agencia. Estados como Nuevo León ya lideran la absorción industrial anual, y se espera que el ritmo se duplique con esta nueva ola de inversiones.
Pese a los retos que persisten en materia de energía e infraestructura, empresarios coinciden en que la ventana de oportunidad es clara. De concretarse, esta segunda etapa del nearshoring podría marcar un nuevo capítulo para la economía mexicana, con potencial de crecimiento en empleo, exportaciones e industria.