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Miden fuerzas en el PRI

Staff El Piñero

 

Luis Velázquez/ Escenarios

Veracruz.-21 de enero de 2017 .-1En el PRI de Veracruz los grupos y las tribus están midiendo fuerzas políticas y sociales para quedarse con la presidencia del CDE.

En un lado, la delegada del CEN, Lorena Martínez, ex diputada local y federal, ex directora general de la Profeco y fallida candidata a gobernadora de Aguascalientes, con sus ligas, anexos, conexos y similares en el territorio jarocho, entre ellas, Elizabeth Morales García, Anilú Ingram, Bertha Hernández, Beatriz Paredes Rangel y Raúl Díaz Diez.

Por el otro, los diputados locales del tricolor que empujan a su homóloga, Regina Vázquez Saut, secretaria General del CDE en funciones.

Y por otro, los diputados federales que miran mal a Regina Vázquez y están o estaban con Renato Alarcón, delegado federal del ISSSTE.

Y por otro, el grupo Veracruz, integrado por Marlon Ramírez, Raúl Díaz Diez, Gabriel Pérez y Daniel Galindo, apodado “El enano del tapanco” por Javier Duarte, y quienes acarician la posibilidad de que Marlon, ex subsecretario General de Gobierno, ex líder priista municipal y estatal, pudiera llegar a la presidencia.

Y por el otro, el diputado federal, Jorge Carvallo Delfín, quien intenta regresar a su antiguo búnker para adueñarse de las candidaturas a las 212 presidencias municipales y 3,500 sindicaturas y regidurías, y de paso, claro, algún beneficio patrimonialista.

Y si en un principio y dada su trayectoria partidista, Érika Ayala, lideresa sindical del COBAEV y de la CNOP y senadora suplente de Héctor Yunes Landa, parecía ir solita en caballo blanco a la presidencia, todo indica que cuando menos le están “moviendo el piso”.

Incluso, las elites priistas están renaciendo en el optimismo racional, porque según ellos, el gobernador azul se está poniendo solito “en bandeja de plata” para su descarrilamiento con el autodestape del senador Fernando Yunes Márquez a la candidatura a la alcaldía jarocha y de su hijo Miguel Ángel para la nominación a gobernador en el año 2018.

Y de ser así, sienten ellos, habrá un rechazo de la población electoral, porque en el fondo estaría reproduciendo el modelito autoritario de Javier Duarte y Fidel Herrera.

 

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Mucho ha de escalar la familia priista, luego de la doble derrota del 5 de junio del año anterior en que perdiera la gubernatura y la mayoría en el Poder Legislativo.

Pero más todavía:

Según las versiones, el desencanto ha causado demasiados estragos en los mandos medios y la militancia tricolor, de tal manera que hay una desbandada a otros partidos, sobre todo, y en primer lugar, a Morena, y en segundo, al PAN.

Y más, en el caso del PAN, por el desempleo… que nadie esperaba.

En el caso de Morena, porque Andrés Manuel López Obrador ya siente que Veracruz es suyo este año con la elección de presidentes municipales y el año 2018 con la candidatura presidencial y ni se diga la gubernatura, donde, todo indica, Cuitláhuac García será otra vez el candidato, mientras Rocío Nahle alista operativo para la candidatura al Senado de la república.

Según un informe de la secretaría de Gobernación, Morena va para arriba, en tanto el PAN empieza a descender en la preferencia electoral.

Más aún: la bolita de cristal de la encuesta confirma que este año, Morena se quedará en Veracruz con el mayor número de alcaldías, entre ellas, muchas importantes, ciudades urbanas, y ni se diga el año 2018 en que ganaría la silla imperial y faraónica del palacio de gobierno de Xalapa.

De acuerdo con la tarjeta informativa, el 80 por ciento de la militancia priista terminará aglutinándose en Morena.

Y más ahora cuando para el 5 de febrero está anunciado un mitin de López Obrador en Xalapa ofertando las puertas abiertas con el solo compromiso social de aceptar la declaración de principios de su partido político.

Morena está levantando más expectativas que el PAN, pues del 5 de junio de 2016 a la fecha el desencanto está creciendo.

Por eso, antes, mucho antes de que la presunta desbandada se cumpla al pie de la letra, y más luego de tanto caos político, económico y social originado por el duartazgo, el PRI ha de lanzar un rescate partidista de gran nivel.

 

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Una cosita es que las tribus y las hordas rojas se disciplinen una vez consumado el dedazo, y otra es que la nueva dirigencia inspire el respeto de las elites y de los mandos medios y bajos y de la militancia.

Histórico, por ejemplo, el liderazgo social que significaba Carlos Alberto Madrazo, llamado “El ciclón del sureste”, como presidente del CEN del PRI.

Digamos, entonces, que en estas horas revueltas y turbulentas, de capa caída en el tricolor, necesitan de un gran dirigente tipo Madrazo que con su sola presencia se imponga y cimbre.

He ahí el reto de la delegada Lorena Martínez a quien la militancia roja desea que Elizabeth Morales, Anilú Ingram vía Mao, Bertha Hernández, Beatriz Paredes y Raúl Díaz sepan iluminar con prudencia para evitar el despeñadero que parece anunciado.

 

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